No sé si estudiar latín en el bachillerato, aprenderse de memoria ‘La vaca és cega’ y leer pasajes del Quijote pueda contribuir a formar ciudadanos que, una vez adultos, no le paguen dinero a quien les escriba hola soy Brad Pitt esa bruja Angelina me congeló las cuentas, ayudadme. El nivel de credulidad e ignorancia colectiva es desarmante y aterrador, una ignorancia alimentada por una política que ha señalado el conocimiento como un privilegio de la élite y, por lo tanto, como un mal, como el enemigo del pueblo. Con los adultos ya no queda mucho por hacer. Podemos dejar las redes sociales, no ver televisión, vivir como si el mundo fuera lo que nos gustaría pero no podemos evitar que quienes piensan que los haitianos se comen los gatos de los vecinos, dejaron ayer sus maletas en la Casa Blanca para vivir cuatro años. Así que el único antídoto contra la tiranía del dinero y del consenso, es la cultura. El conocimiento es poder, nos decían nuestros abuelos en la época en que había una clase trabajadora y quioscos y la clase trabajadora leía el periódico. Pero ya lo dijo Ryszard Kapuscinski «cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante». Las fotografías de la toma de posesión de Donald Trump son elocuentes, los dueños de la información celebran jocosos la «terrible era en que los idiotas son gobernados por un ciego» como dijo Shakespeare.
Crédulos
20 enero 2025 21:35 |
Actualizado a 21 enero 2025 07:00

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