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    El fútbol playero en Salou

    01 septiembre 2022 15:00 | Actualizado a 01 septiembre 2022 15:02
    Ángel Camacho
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    El Ayuntamiento de Barcelona estudia una solución para los deportes que se practican en sus playas: fútbol, balonvolea, baloncesto... Quiere regular su práctica para la temporada que viene. Es evidente que la playa, como lugar público, puede y debe ser utilizada por todos los ciudadanos, pero también que, dadas sus características, no se puede usar de cualquier manera.

    Lo primero, por su cualidad de baño y reposo o relax; después viene cualquier deporte, aprovechando el sol, la ligereza de vestido, etc. Tal como ocurre ahora, al menos en Salou y Cambrils, es que algunos no consideran que pueden molestar a los que están tranquilamente tomando el sol. Y juegan allí mismo, junto al agua, porque están más cómodos. No les importa mucho que alguna pelotita o pelotazo vaya a sorprender la calma, incluso el sueño, de algún ciudadano. No vale la disculpa: si se practica cualquier juego o deporte, hay veinte, treinta y a veces más metros detrás de las líneas de sombrillas para practicarlos sin riesgo de alcanzar a nadie.

    La playa no es un lugar para deportistas, sino para bañistas, para quien busca la tranquilidad y el relajo ya que la vida ordinaria le ha castigado durante la semana

    Cierto que no se sabe de ningún pelotazo con consecuencias graves, pero es que lo que se ventila es la relación lugar/deporte. No es un lugar para deportistas, sino para bañistas, para quien busca la tranquilidad y el relajo, ya que la vida ordinaria le ha castigado durante la semana.

    Por consiguiente, estos municipios costeros deben estudiar también un espacio y un horario para la práctica de deportes, por inocentes y sencillos que sean. Es posible que se señale un mínimo de diez metros por detrás de los últimos ocupantes de la playa, bien con instalaciones, bien con cintas plásticas. Con un horario hasta las 11, por ejemplo, de la mañana.

    Recuerdo los campeonatos futbolísticos que hacíamos una veintena de jóvenes de Reus al lado del ‘Pepe’s Club’, casi en el mismo sitio en que ahora hay un restaurante/pizzería en la playa de Levante. Pepe Granés, el gerente del negocio, era un avispado exjugador de fútbol, de cierta clase (al parecer había pertenecido al Real Madrid, al Lleida y a algún otro club). Dedicado a los negocios, por su simpatía y ‘savoir faire’, se logró un buen lugar entre la burguesía reusense. Se casó con una de las hijas de un afamado letrado local. No seguiré por ese camino, porque el cuento de hadas acabó mal.

    Allí jugábamos al fútbol hasta que el número de bañistas hacía recomendable cesar. Eran muchachos que luego destacarían en diversos aspectos de la vida reusense: Miki Rodríguez, Tista Balañà, Albert Salvadó, Antoni Borrell... el que suscribe tuvo el honor (y la suerte) de detener un penalty a Joan Sabater, el gran jugador de hockey sobre patines y buen futbolista.

    En resumen, que en nuestras playas –o en casi todas– se pueden conjugar relajo y actividad. Pero con normas sencillas y firmes, que los municipios deben estudiar y poner en marcha el curso veraniego próximo.

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