Gracias y hasta siempre

Con un pie en el estribo, cercana la muerte política que los acelerados ritmos del siglo imponen, reflexiono a vuela pluma un agradecimiento escrito. Acabará el mandato y mi servicio público de tantos años como representante electo. Vaya por delante que le pido a Dios larga vida y tiempo suficiente para devolver parte de lo mucho recibido, en la medida y con los tiempos que la tercera juventud me permita. Con la generosidad que el asunto merece.

Agradecimiento decía. Al Centro Democrático y Social de Adolfo Suárez liderado por Luis Badía. El primero que me animó a la entrega política, de la mano de Antonio de Noguera, mejor intérprete de mil lecturas que político activo. Al brillante alcalde Nadal, contra quien tanto aprendí. Al PSC personificado (pido perdón a los muchos y sobre todo las muchas que en el partido me quieren) en Josep Antón Burgasé.

Probablemente el mejor representante del sentido común que haya conocido. Su humor inteligente, su sincera humildad y su capacidad de trabajo me siguen impresionando. Por supuesto, last but not least, a Josep Fèlix Ballesteros. Más de cuarenta años de amistad y veinte de apoyo político. No cabe en este artículo lo que pienso de este inmenso alcalde, que ha dedicado su vida a la ciudad y al que la distancia hará aún más grande. El mejor alcalde que ha tenido Tarragona y el mejor que tendrá en muchos, muchos años.

Como se trata de una despedida política no hablaré de mis más de cuarenta años de actividad laboral en la ciudad, desde mis juveniles fines de semana en el lavadero de coches del Serrallo y reparto diario del incipiente matinal L’Avui a mi labor en exclusiva en la oposición municipal, cotizando casi siempre en el mundo de la esfera privada.

Es obligado sin embargo referirme en este agradecimiento a los servidores públicos. Los denostados funcionarios y personal laboral al servicio del Ayuntamiento y sus entes de gestión. Sus patronatos, Institutos y empresas propias y colaboradoras. Más de dos mil personas entregadas a una profesión más cambiante de lo que muchos imaginan.

Sus esfuerzos, dedicación y vocación de entrega merecen todo mi reconocimiento. Las muy escasas excepciones confirman la regla. Desde conserjes y ordenanzas, que son los primeros que atienden a la ciudadanía, a los llamados cuerpos nacionales, que tienen la última responsabilidad de satisfacer las necesidades de todos.

Tanto desde la Secretaría como desde la intervención como de la Dirección de las empresas y organismos autónomos he recibido apoyo inmerecido y voluntad de mejora. El mismo apoyo he recibido de los hombres y mujeres (siempre muchas más mujeres) de los servicios que he tenido el honor de dirigir orgánicamente y de la plantilla y el Consejo de Ematsa, donde tanto talento he conocido.

Quiero también agradecer sinceramente a todas las personas de los distintos grupos políticos con quien he trabajado codo a codo estos años. Todos los grupos, casi todos, se han distinguido por la lucha por la ciudad. Desde el gobierno y desde la oposición. También los grupos como Iniciativa que ahora mismo no están y a los concejales y concejalas que traumática y tristemente nos abandonaron.

También las personas no adscritas (y en estos años he conocido bastantes) han dado lo mejor de sí mismas. Desde luego y en primer lugar a los componentes de los diversos grupos municipales socialistas con quienes he compartido mi vida.

Pido también perdón por mis errores y carencias. Nunca quise ofender pero estoy seguro de que muchas veces no acerté. Espero dejar más amigos que enemigos y siempre dejé claro que los adversarios no deben ser nunca otra cosa. Y que muchas veces han demostrado ser mejores. Siempre supe que estaba de paso y que era un privilegio participar en el gobierno de la ciudad.

Agradecimiento por supuesto a Tarragona y a su gente. Esta ciudad de contrastes a la que he llegado a conocer y amar profundamente. A sus barrios uno a uno. Al movimiento vecinal, a las entidades sociales, culturales, deportivas, económicas, profesionales. He tenido el privilegio de conocerlas a fondo. Sus dirigentes entregados, sus miembros construyendo siempre.

Y, desde luego, mi gratitud a los periodistas que han seguido con oficio y paciencia mis actividades en este largo tiempo, siendo portavoces del trabajo que haya podido hacer por la ciudad.

De nuevo, muchas gracias y hasta siempre.