Abrazos

Ahora que ya hemos perdido el miedo –incluso el respeto– a la Covid y que ya vamos por todos los lados sin mascarilla y hemos recuperado la magia de los abrazos, se antoja pertinente advertir de que no todos los abrazos son buenos ni están guiados por una intención cariñosa. Lo saben bien las víctimas de esa mujer que ha sido detenida en Palamós (Girona) tras haber sido identificada como la autora de varios robos de relojes de alta gama valorados en 115.200 euros en Marbella (Málaga). Su modus operandi consistía en acercarse a sus víctimas, entablar conversación con ellas y buscar cualquier excusa para establecer algún tipo de contacto físico, generalmente un abrazo, que aprovechaba para sustraer los objetos de valor. Y no se confíen en eso de que Marbella está muy lejos; aquí, en nuestra Tarragona, también se han dado hurtos de este tipo, que han pagado sobre todo personas de edad avanzada. Ya lo saben, si un desconocido se acerca a ustedes con intención de abrazarles, a pesar de las ganas que tenemos todos de abrazar y ser abrazados, recelen. Sí, es una pena. Con lo bien que me caían a mí aquellas personas, jóvenes en su mayoría, que iban por ahí repartiendo simpatía y abrazos gratis... Pero ya ven que hay gente dispuesta a utilizar los mejores gestos para hacer el mal. Lo dicho, una lástima. Eso sí, no priven a sus seres queridos de unos buenos abrazos. Los necesitamos después de haberlos echado en falta tanto y durante tanto tiempo.