Burros, pero no brutos

No sé si a usted le han dicho alguna vez que es un burro, con intención de llamarle «persona bruta e incivil», una de las acepciones que recoge el diccionario. Bien, pues sepa que este significado peyorativo puede pasar a la historia si prospera la iniciativa de Junior y Valentina, una pareja de asnos gallegos que, al enterarse de que se les califica como «brutos e inciviles», fliparon y se entristecieron tanto que han elevado una solicitud a la Real Academia Española para que elimine esa acepción. Así lo cuenta su dueña, Sara Torreiro, de 34 años, que explica que los dos pollinos empezaron a dictarle –seguramente, a rebuznarle– un texto dirigido a los honorables custodios de nuestra lengua para explicarles que gracias a su «inteligencia y astucia» la granja no ha registrado ataques de lobos desde 2008 y que son «sensibles y respetuosos con personas y vacas». En efecto, Junior y Valentina llegaron a la granja para trabajar como ‘burrovigilantes’ ante los constantes ataques de lobos a las reses. «Nos mataron a alguna, pero sobre todo estresaban a las vacas, algo fatal porque bajaban mucho la producción de leche y sufrían abortos espontáneos». Sara explica que los asnos detectan «muchísimo antes que los perros la presencia de lobos. «Rebuznan altísimo y si es de noche, las vacas se agrupan y los mastines se ponen en alerta; de esta manera el escenario para el lobo es muy desincentivador. Desde que tenemos a nuestra patrulla en nómina no hemos tenido más ataques, han sido de lo más eficientes», se felicita. Pues eso: burros, sí, y a mucha honra. Pero nada de brutos e inciviles.