El día más feliz de Ramón Tamames

La estrambótica moción de censura que nos ha tenido ocupados esta semana no ha sido precisamente una cosa muy útil, por decirlo de una manera suave. Quizá solo haya servido para hacer feliz a un hombre que todos dábamos ya por amortizado y que ha encontrado a sus 89 años su minuto de gloria –incluso mis hijas me preguntaban quién era ese señor–, aun a costa de exponer unos argumentos contradictorios con su pasado –algún día quizá nos explique qué tipo de aparición tuvo para protagonizar semejante conversión y hacer ese viaje que le ha llevado desde la cárcel por su compromiso comunista a prestarse para un esperpento político organizado por Vox–.

Pero está claro que el viejo profesor disfrutó como un niño siendo protagonista cuando ya ni él lo esperaba, concediendo entrevistas como una estrella de cine. Tan satisfecho está que ayer puso a la venta en la plataforma de comercio electrónico Amazon su discurso como candidato a la Presidencia del Gobierno, que solo se vende en formato para versión Kindle, de lectura electrónica, a un precio de 4,74 euros.

Ya ven que no todo ha sido una pérdida de tiempo; hemos contribuido a hacer feliz y a rescatar del ostracismo a un hombre de la transición.

Quizá solo por ello –la verdad es que me cuesta encontrar otros motivos– haya merecido la pena esta moción de censura.