La caja para charlar

En este mundo en el que cada vez ‘vivimos’ con más prisa, donde los robots y la expansión del ‘hágalo usted mismo’ han sustituido a las personas que nos atendían en bancos, gasolineras... sin que, inexplicablemente, eso se traduzca en un menor coste de los productos, reconforta conocer iniciativas como la de la cadena de supermercados holandesa Jumbo. Mientras aquí vemos como algo cada vez más normal esas cajas sin gente donde el propio cliente escanea los productos y los paga, esta empresa familiar ha abierto en muchas de sus tiendas la denominada ‘caja para charlar’. Se trata de una caja similar a las tradicionales, pero en las que el empleado que cobra está listo para entablar una conversación con el cliente, un contacto personal que contribuye a paliar la soledad de muchos compradores. En la cola que se forma allí no hay malestar por una espera más larga, y los mayores pueden recoger su compra sin apuros. «Nuestros empleados conocen el vecindario y ven con regularidad a los clientes, de modo que pueden percibir señales de que se sienten solos. La respuesta de los clientes que quieren usarlas es positiva, y también ha sido bienvenida por parte de los demás», dice la portavoz de la compañía. Además, algunas tiendas disponen de un rincón, con mesa y sillas, donde se puede tomar un café gratis y conversar con otros clientes, con un vecino o con cualquier conocido si coinciden en el local. Una excelente idea que puede revitalizar el tan amenazado comercio de proximidad.