La pesadilla continúa

Aunque la cifra de contagios ha sufrido un repunte coincidiendo con los días posteriores a la Semana Santa y la retirada de las mascarillas en interiores, aquí casi nadie habla ya de la pandemia. Pero no por no mencionarla ha dejado de existir. Que se lo digan a los 400 millones de chinos de 45 ciudades obligados a un estricto confinamiento, en un intento desesperado por frenar el avance de la Covid en el país más poblado y con la economía más poderosa del mundo. De hecho, los economistas alertan ya de los graves problemas que acarreará semejante paralización en una zona de intensa actividad industrial. Y es que las 45 metrópolis en cuarentena representan el 40% del PIB chino –unos 7.200 millones de dólares–. De hecho, el 20% de los 9.000 contenedores activos del mundo se encuentran actualmente atascados en espera de ser desembarcados en los puertos congestionados, entre ellos el de Shanghái, el más grande del mundo. No corren, pues, buenos tiempos para la economía, aunque lo peor es, como siempre, el drama humano de los encerrados, que denuncian que la policía incluso ha cerrado con candado las puertas de los portales para que no salgan de sus casas. Su drama se ve acrecentado con la rotunda negativa de los camioneros a entrar en esas ciudades por temor a contagiarse y no poder salir, lo que ha provocado que muchas personas no tengan qué comer y ya hay medios que hablan de matanzas de mascotas. No, la pesadilla aún no ha acabado.