Llévense su pierna

Hay noticias que le recuerdan a uno que vivimos en un mundo insólito. Como esta, del Diario Vasco: «Se busca al ‘dueño’ de una pierna amputada» se titulaba, y recogía un texto que aparecía en un artículo del Boletín Oficial del País Vasco, oculto entre múltiples resoluciones sobre oposiciones, y que bien podría parecer parte de un cuento literario si no fuese porque está ligado a la dramática realidad de una amputación realizada en el Hospital del Bidasoa, en la localidad guipuzcoana de Hondarribia. Como no podía ser de otra forma en estos tiempos que corren, la sorprendente noticia se ha hecho viral en las redes sociales. Pero los profanos en la materia no somos los únicos a los que nos ha resultado chocante esta historia: «Amputaciones se realizan constantemente y, por supuesto, los miembros hay que incinerarlos o inhumarlos, pero esta manera de proceder no la habíamos escuchado nunca», admite la empleada de una funeraria al periódico. Lo cierto es que la normativa determina que, cuando a una persona le amputan un miembro grande, como un brazo o una pierna, la familia es la responsable de su retirada a través de una funeraria. Y en este caso, al parecer, se ha negado a hacerlo. Bien, pues esta familia tenía diez días hábiles desde la publicación del anuncio para «proceder a la retirada y gestión adecuada» de los restos que quedaron depositados en el hospital. Si no, será multada. Y es que no se puede ir por ahí dejando piernas abandonadas.