Mayores y jóvenes

El Informe Anual del Sistema Nacional de Salud, que recopila los datos del Registro de Vacunación contra la Covid-19 desde el estallido de la crisis sanitaria en marzo de 2020 hasta septiembre de 2021, ofrece unas estadísticas, cuando menos, sorprendentes.

Una de las conclusiones es que los habitantes de este país mostraron una enorme confianza en la vacuna, como demuestra el hecho de que a 30 de septiembre de 2021, un 82,26% de los mayores de 12 años había recibido sus dos inyecciones, en tanto que solo 23 de cada 100.000 ciudadanos se negaron a inocularse la vacuna.

Pero si algo llama poderosamente la atención en este informe es la insólita paradoja que refleja la resistencia a la vacuna según los diferentes tramos de edad. Y es que a pesar de que las personas de edad más avanzada representaban el sector de población con más probabilidades de padecer la enfermedad en su forma más grave –de hecho, la gran mayoría de las muertes se contabilizó en este colectivo–, fueron los mayores de 80 años, con diferencia, el grupo de edad que más se negó a recibir un pinchazo.

Y en la parte contraria, cabe destacar que fueron los tan vilipendiados adolescentes –el grupo de jóvenes de 12 a 19 años–, curiosamente entre quienes el virus actuaba con menor virulencia, los que menos se opusieron a recibir la vacuna. Nada como los datos para desmentir prejuicios y falsas e injustas percepciones sobre la tan cuestionada solidaridad de nuestros jóvenes.