Pagan los inocentes

Siempre me ha asombrado esa capacidad que tienen nuestros políticos no solo para juntarse en las más insólitas coaliciones donde las ideologías y los programas pasan a un plano muy secundario si los números dan, sino también para mezclar churras con merinas. Esto último es lo que está sucediendo estos días en los que como castigo al Gobierno por el escándalo del espionaje a políticos independentistas –un asunto grave que merece ser investigado y sobre el que el Ejecutivo debe dar las oportunas explicaciones– los partidos afectados amenazan con rechazar el plan de choque para paliar los efectos de la guerra de Ucrania en la población. Un plan que posiblemente se quede corto para responder a todas las necesidades que la crisis ha creado, pero que sin duda tendrá efectos muy positivos en las economías de los hogares españoles. Entre otras cosas, están en juego medidas como la limitación de la subida de los alquileres al 2%, el aumento en un 15% de la cuantía del Ingreso Mínimo Vital, la extensión del bono eléctrico social a otras 600.000 familias, la ayuda al pago de carburantes con la bonificación de al menos 20 céntimos por litro cada vez que se reposte... Si estas medidas que pretenden favorecer a las familias, a los trabajadores y al tejido empresarial no prosperan, los responsables deberán dar cuentas a los ciudadanos, ya que al fin y al cabo serán estos –o sea, seremos todos nosotros– los grandes castigados. Sí, siempre pagamos los platos rotos los mismos.