Reciclar las colillas

Recuerdo que cuando era pequeño mi madre me enviaba con las botellas vacías a la tienda, para «devolver el casco» y recuperar así una pequeña cantidad de dinero por el ‘préstamo’ del envase de vidrio. Me han venido a la mente aquellos paseos de casa a la tienda cuando he leído que la Generalitat estudia incluir una tasa de 20 céntimos por cigarrillo al comprar tabaco, lo que encarecería la cajetilla cuatro euros, importe que el consumidor podría recuperar si devuelve las colillas en un punto de reciclaje.

No se trata de un tema baladí: en 2019 se consumieron en esta comunidad 8.500 millones de cigarrillos, con sus correspondientes colillas. Así, no es de extrañar que este residuo sea uno de los más habituales en nuestras calles –es el primero en las playas–. Realmente, algo hay que hacer para evitar que las colillas acaben ensuciando las calles de nuestras ciudades y el mar.

Sin embargo, que me perdonen los impulsores de esta iniciativa; el nuevo ‘impuesto’ les generará más ingresos, vale, pero no veo a los fumadores guardándose las colillas usadas. Un amigo mío acostumbraba a hacerlo; se las metía en el bolsillo de la camisa hasta encontrar una papelera. Y no solo tenía esta prenda llena de pequeños agujeritos, sino que a veces de repente se ponía a gritar porque una colilla mal apagada le estaba quemando el pecho. Así que entre toda la kuadrilla le quitamos aquella costumbre. Me temo que tendrá que retomarla; fuma dos cajetillas diarias y 8 euros al día son 8 euros al día.