Robin Hood televisivo

En junio se estrena la película El duque, basada en un sorprendente hecho real. Recrea el robo por parte de un conductor de autobuses jubilado del Retrato del duque de Wellington, de Goya, en la National Gallery de Londres. En la madrugada del 21 de agosto de 1961, Kempton Bunton se coló en el museo por una ventana de un baño, se dirigió a la sala en la que estaba la obra de arte y se la llevó ‘puesta’. Luego la envolvió en papel de periódico y la guardó en su vivienda de protección oficial, cambiándola de escondite cada cierto tiempo para que su esposa no la encontrara. Conservó el cuadro durante cuatro años, en los que pidió ‘rescate’ en varias ocasiones. Siempre pedía 140.000 libras para la creación de un fondo que permitiese a los jubilados sin recursos pagar el impuesto que se imponía a todos los propietarios de televisores. No escogió la cifra al azar. Era lo que le costó al Estado comprar el cuadro para impedir que un coleccionista privado lo sacase del país. El jubilado consideraba indignante que «se gaste una auténtica fortuna en el retrato de un aristócrata cuando muchos ancianos no pueden disfrutar de un servicio público tan esencial como la televisión». En el juicio, Bunton alegó que se limitó a tomar prestada y «custodiar de forma escrupulosa» una obra de arte pagada con fondos públicos. Y solo le condenaron a tres meses de prisión por el robo del marco, perdido durante la incursión nocturna en el museo. De nuevo, la realidad supera a la ficción.