Una hora de atasco

He esperado unos días para que se me enfriara el calentón y no escribir con la rabia del momento. Y el momento fue el pasado sábado por la noche, cuando pasé una hora en el coche atrapado en un atasco para ir de la zona de El Corte Inglés a La Arrabassada para recoger a mi hija y unas amigas que habían ido a ver el partido del Nàstic –aprovecho para desearle suerte en el partido de hoy. ¡Força, Nàstic!–. Soy consciente de que había mucho público y de que en circunstancias así puede resultar complicado gestionar el tráfico, pero no es aceptable que porque haya un partido de fútbol alguien tarde 40 minutos en recorrer en coche 500 metros para llegar a su casa. Porque yo, al fin y al cabo, no tenía gran cosa que hacer, pero en aquel atasco sí había gente más apremiada –no quiero pensar en quien tuviera una emergencia de cualquier tipo–. Lo peor es que me comentan que esta situación se repite cada vez que hay partido y va cierto número de público. ¿Y nadie hace nada? He ido a estadios con más de 40.000 personas que se han vaciado en diez minutos una vez acabado el partido y donde al cuarto de hora ya no hacía falta dispositivo de tráfico alguno. Igual es porque apuestan por el transporte público y restringen los vehículos individuales. ¿No se les ha ocurrido a los responsables del tráfico en Tarragona visitar otras ciudades para ver cómo lo hacen? Si no lo han hecho, deberían. Lo que no es de recibo es tener a cientos de personas atrapadas en sus coches cada vez que hay partido.