Si hiciéramos una encuesta sobre cuáles son los ídolos de nuestros jóvenes y no tan jóvenes, las primeras posiciones estarían ocupadas por deportistas, cantantes, influencers, artistas... Pocos citarían en el TOP 10 a algún científico. Y ello, pese a la pandemia y su papel definitivo para luchar contra la Covid.
Entre ellos, hoy quiero referirme al reusense Antoni Romeu, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la URV, que como explica en su artículo Raúl Cosano, se ha pasado más de dos años analizando de forma bioinformática casi 500.000 genomas y dos millones de secuencias de proteínas para indagar sobre el origen del virus.
Su investigación se ha centrado en lo que llamaban el eslabón perdido del SARS-CoV-2, una región positiva en su proteína S, que facilita enormemente la infección y propagación del virus. A raíz de un descubrimiento del Instituto Pasteur en Laos del Banal 52, uno de los precursores de la Covid, Romeu da por resuelto el enigma: el origen es animal.
Su esfuerzo bien valdría un reconocimiento como el de los muchos genios de la ciencia que nos han permitido superar enfermedades y alargar la esperanza de vida. Ojalá algún día sean también referentes de nuestra sociedad.