Arrugas

Que no nos engañen, porque nos engañan. A las mujeres esencialmente y a muchos más hombres de los que pensamos. El secreto de la eterna juventud tiene un atractivo hipnótico y como becerros corremos tras de él dejándonos por el camino millones de euros. Yo tengo mi decálogo, mis tablas de la ley. Se las resumo: No creo en el contorno de ojos y creo que no he leído nunca a un dermatólogo que crea. Es más, ¿dónde narices empieza el contorno de ojos? Ningún tratamiento, por mucha investigación que haya detrás o a pesar de que su fórmula contenga los ingredientes más exclusivos, puede quitarte diez años. Aunque me encantaría, ninguna crema tiene ‘efecto bótox’ ni quita arrugas de ningún sitio. Las arrugas no se quitan. No se quitan. Repítanlo conmigo: las arrugas no se quitan a no ser que te pongas en manos de un cirujano. Para las que busquen un efecto inmediato, donde de verdad se nota un producto de lujo es en el pelo. Un buen champú o una buena mascarilla está a años luz de las que podemos encontrar en el súper. Solo creo en la protección solar que no utilizo, la vitamina C y el retinol que me da miedo. Todo lo demás me suena a algo en lo que quiero creer. ¿Cremas de cuello? una tomadura de pelo. Y por supuesto la celulitis no se quita con una crema. Punto. No hay más. Arrugas, bien, celulitis, también. Y una copa de champagne con torreznos de Soria, mejor.