Borges habría cumplido este año 125 primaveras. Odiaba el francés que decía -como Schopenhauer- que era una lengua para constipados, y en eso no le voy a dar la razón ni a él ni al filósofo. Se la daré en su enumeración de quiénes son los justos que salvan el mundo (según la tradición judía). Según el escritor argentino, esos son los que cultivan un jardín, agradecen que en el mundo exista la música, se estremecen con el placer de la etimología, juegan al ajedrez en silencio en un bar remoto. Son el ceramista que medita el color de su pieza, el tipógrafo que compone un libro, los que leen poesía, los que acarician animales mientras duermen, el que comprende el mal que les hacen, los que agradecen que en la tierra haya exisitido Robert Louis Stevenson (y por consecuencia los faros, pero esto lo digo yo, pero entiéndanme, fue el padre de Stevenson quién inventó los faros modernos del siglo XIX, y seguro que Borges pensó en este detalle), los que prefieren que los otros tengan razón. Según Borges, son esas las personas que salvan el mundo. Son los discretos, los apacibles, los serenos, los atentos, los educados, los humildes, los buenos. Ellos son los que nos salvan de nosotros mismos.
Borges
09 septiembre 2024 20:58 |
Actualizado a 10 septiembre 2024 07:00
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