En Londres, una mujer, una anciana, cada día va y se dirige al metro, a cualquier estación, se sienta en el andén y escucha el anuncio «mind the gap». Ese mítico aviso que su marido había grabado en 1950. La voz pertenecía a Oswald Laurence que murió en el 2003. Su esposa, Margaret McCollum, va desde entonces cada día al metro a escucharle. Pero tras 59 años, la voz mítica de Oswald ha sido reemplazada por una grabación sintética (a saber qué necesidad...) Margaret, tozuda, decidió pedir un casete con los registros de voz de su marido a la autoridad de del transporte metropolitano de Londres. Y éste, por una vez, aunque sea por una vez, mostró compasión y decidió mantener la voz de Oswald en la estación de metro más cercana a su casa. Una administración gris y monolítica se comportó como una persona decente. Así, si quieren escuchar el auténtico «mind the gap» tomen la línea Northern Line y bájense en la parada Embankment y siéntense en el andén. Escuchen a Oswald y piensen que las historias de amor son posibles. Que el amor eterno existe. Y vigilen el espacio entre el vagón de metro y el andén. Hagan caso Oswald que les pide «Mind the gap».
Mind the gap
10 septiembre 2024 22:02 |
Actualizado a 10 septiembre 2024 22:03
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