José Mujica, expresidente de Uruguay, tomó la mejor decisión de su vida al abandonar la lucha armada de los tupamaros y abrazar la paz.
En Turquía el Partido de los Trabajadores del Kurdistan (PKK) decidió la semana pasada dejar la lucha que mantenía desde 1984 y que provocó la muerte de 40.000 personas. La disolución vino impulsada por su líder fundador, Öcalan, desde una cárcel en la que lleva 25 años en una celda de aislamiento.
Parecido fue el caso del IRA en Irlanda, donde Gerry Adams lideró la vía política abandonando la violencia que había apoyado.
Recordamos aquí el abandono de las armas por ETA el 20 de octubre de 2011, noticia que recibe con satisfacción, en la prisión de Logroño, Arnaldo Otegi, su principal impulsor.