La Generalitat no tiene nada que envidiar al tiqui-taca que inventó Cruyff para el Barça.
En el debate de política general Junts pasa la pelota a ERC: si no da garantías de que cumplirá tres puntos del acuerdo de investidura, deberá someterse a una moción de confianza. Aragonès se enfada, destituye a Puigneró y devuelve la pelota a Junts para que decida si quiere seguir en el Govern o no.
Tras una larga reunión, los 44 miembros de la ejecutiva de Junts devuelven la pelota a Aragonès y le dan 72 horas para que dé las garantías solicitadas, antes de pedir a sus militantes que se pronuncien el 6 y el 7 de octubre.
Si la coalición se mantiene, tengo la corazonada de que Jaume Giró será vicepresident. Si se cumple el vaticinio ya explicaré por qué.