Atardecer en un barrio de Tarragona. De la penumbra, entre dos contenedores de basura, un hombre que yace en el suelo encuentra fuerzas para gritar: «¡Teresa, Teresa!». Le levanta, habla con él, le ayuda.
La mano amiga es Teresa Beà, religiosa vedruna, que cuando terminó sus años de docencia se hizo voluntaria de Càritas y de la Fundació Bonanit. Llama por su nombre a cientos de personas sin hogar a las que atiende a diario desde hace años. Nacida en Les Borges Blanques y establecida en Tarragona, es de la estirpe de otras mujeres solidarias, como Manolita, la de Betania; Carmen Castillo, de la Pensión Carmen; las hermanas Quílez, del comedor social de Bonavista...
Perdona Teresa por la revelación de secretos, pero felicidades, hoy que cumples 80 años.
