Ya tardaban peperos y voxianos en atribuir el comportamiento de Rubiales a dirigentes de Podemos. Corren whatsapps con fotos de Pablo Iglesias, Xavier Domènech, Manuela Carmena, Iñigo Errejón... besándose en la boca. Lo que no entienden los que comparten las imágenes es que el consentimiento es imprescidible. Cualquier beso es válido si los que se besan quieren. La futbolista no lo deseaba.
Un tipo como Rubiales, que se toca los genitales en el palco de un estadio como si estuviera de carajillos en un bar, no merecía representar a España. Se ha resistido a dimitir hasta que la presión ha sido insoportable. No me extraña. ¿Saben cuánto cobraba? 675.000 euros al año como presidente de la Federación y otros 250.000 como vicepresidente de la UEFA. Y, como le costaba llegar a final de mes, 3.000 euros más mensuales como «ayuda a la vivienda».