Algo anda mal, muy mal, en el mundo cuando un deporte, por muy de masas que sea, el fútbol, maneja cifras mareantes. Casi nadie lo critica ni nadie pone límites a la locura. Hace siete años, el PSG pagó 222 millones de euros al Barça para fichar a Neymar y ahora lo ha vendido al equipo Al Hilal, de Arabia Saudí, por ‘sólo’ 80 millones. También es reciente el traspaso de Moisés Caicedo del Brighton al Chelsea por 133 millones.
Neymar cobrará 100 millones al año. Para dar una idea comparativa, el presupuesto del Ajuntament de Tarragona asciende a 187 millones. Con el sueldo del futbolista brasileño de un par de años se podrían sufragar todos los gastos e inversiones municipales. Lo peor del caso es, sin embargo, que esos sueldazos a cargo de los países petroleros los acabamos pagando todos en el precio de la gasolina.