Si tuviera que apostar lo haría por elecciones en enero, a la vista del fracaso seguro de Feijóo y el probable de Sánchez.
Feijóo vivirá unos días a la sombra de Aznar y Ayuso, cosa poco agradable; sin embargo, Sánchez lo tiene peor: oposición aparte, tiene asegurado el rechazo de los históricos del PSOE y el menosprecio de quienes serían sus socios de investidura.
Junts, y ERC minusvaloran ahora el logro de la reivindicación histórica de hablar catalán en el Congreso, y culparán a Sánchez si no lo acepta además la Eurocámara. Le culparán también si no ofrece la amnistía por adelantado, sin compromiso de que tras la amnistía no «ho tornarem a fer».
Pese a su apego al cargo, no creo que pueda resistir tanta presión de exigencias y menosprecios.