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    Salir del bucle

    05 febrero 2023 18:03 | Actualizado a 06 febrero 2023 07:00
    Alberto Surio
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    La legislatura afronta este año 23 su recta final plagada de tormentas. Pero a la vez de acuerdos y de negociaciones más o menos soterradas que, pese a la exhibición de profundas discrepancias, empiezan arrojar algo de luz en determinados bucles.

    Una de ellas es la negociación, ‘in extremis’, de la ley del ‘solo sí es sí’, que el presidente del Gobierno ha ordenado reconducir para intentar taponar el serio boquete electoral que puede abrir al PSOE la aplicación de esta iniciativa, en la medida en la que no se tuvo en cuenta en su debido momento las consecuencias sobre la reducción de penas a determinados agresores sexuales. La excarcelación de algunos de ellos ha encendido las luces de alarma.

    El Ministerio de Justicia, bajo la instrucción de Sánchez, estudia cómo corregir determinados aspectos de la propuesta que no tocarían corazón de la ley, el ‘principio de consentimiento’. Esa es la línea roja del Ministerio de Igualdad, promotor de la norma.

    Unidas Podemos asegura que la discrepancia es fuerte pero confía en que la sangre no llegará al río y que al final habrá un entendimiento que salve el escollo fundamental. La entente no se romperá aunque se tensión en de forma considerable sus costuras. Pero el PSOE tampoco puede hacer que se visualice un fracaso de la ley más emblemática del Ejecutivo de coalición de la izquierda por mucho que se queje ante sus socios y exhiba una estrategia de presión.

    El pacto presupuestario en Catalunya entre el PSC y ERC acaba con la dinámica de bloques entre ‘indepes’ y constitucionalistas

    El segundo eje que se cierra favorablemente es el pacto presupuestario en Catalunya entre el PSC y ERC, que acaba con la dinámica de bloques entre ‘indepes’ y constitucionalistas. Los socialistas dan un apoyo decisivo para blindar a Pere Aragonés en su exigua mayoría, mientras este no se cansa de reivindicar un referéndum de autodeterminación pactado con el Estado que ni está ni se le espera.

    El PSC ofrece una excepcional baza de tranquilidad a los republicanos y estos harán lo mismo con Sánchez. El presidente obtiene una importante baza al apaciguar a su principal aliado, que se desmarcó con una abstención ante el decreto anticrisis del Gobierno en todo un aviso a navegantes.

    El pacto presupuestario entierra un hacha de guerra que podría tener otras derivadas desestabilizadoras entre los compañeros de viaje de Madrid, en especial ante en una futura legislatura en la que Sánchez debe empezar a pensar en el tablero de sus alianzas en el medio plazo y sembrar gestos de confianza.

    El segundo pacto es el fiscal alcanzado esta semana entre el PNV y el PSE en el País Vasco. Se trata de un movimiento que tiene recorrido. El compromiso fiscal encierra una gran trascendencia política a cuatro meses de las elecciones del próximo 28 de mayo.

    El PSC ofrece una excepcional baza de tranquilidad a los republicanos y estos harán lo mismo con Pedro Sánchez. El presidente obtiene una importante baza al apaciguar a su principal aliado

    La integración del futuro Impuesto de Sociedades con el de las grandes fortunas abre el melón de la reforma fiscal en Euskadi, un asunto tabú que el PNV nunca había querido activar; o al menos era muy reticente a ello en la medida en que afectaba a la capacidad normativa de los tres territorios históricos vascos y activaba una discusión ideológica de enjundia.

    La propuesta tiene un efecto político directo. Con este movimiento, PNV y PSE restan drásticamente margen de maniobra a EH Bildu para utilizar como ariete este elemento de desgaste y oposición. El PNV estrangula así la posibilidad de un entendimiento de la izquierda vasca en torno a la reforma fiscal, que habría podido ser la piedra angular de un futuro acuerdo de gobierno entre el PSE, EH Bildu y Podemos, al menos en las diputaciones forales.

    El pacto PNV-PSE puede ser en ese sentido la antesala de una reedición de su acuerdo de coalición en el Gobierno Vasco. La entente constituye un factor de estabilidad que ni peneuvistas ni socialistas van a querer poner en peligro a pesar de que el acuerdo presupuestario entre ERC y el PSC puede abrir la geometría variable de pactos.

    De entrada, es un movimiento que neutraliza la posibilidad de que se articule un frente de izquierdas y que sitúa al PNV en un territorio fronterizo con la socialdemocracia. Para Sánchez, mantener este pacto en Euskadi tiene una extraordinaria relevancia para no abrir un frente de consecuencias muy desestabilizadoras.

    «Toda clase de gobiernos - y, en realidad, cualquier provecho y satisfacción,cualquier virtud y acción prudente - está basada sobre compromisos y pactos».

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