Dice un buen amigo mío, hincha del Nàstic desde la cuna, que la afición grana solo llena el campo cuando el equipo está arriba. Si no, solo van los de siempre: los que animan llueva o truene, se juegue el ascenso a Primera División o el descenso a Segunda RFEF. Como mi amigo Antonio.
Pues esta temporada pinta que el Nou Estadi Costa Daurada va a tener ajetreo –pese a los atascos que se suelen formar para acceder–. Este Nàstic ilusiona. En solo cuatro jornadas ya ha dejado claro que es uno de los gallitos del grupo 1 de Primera RFEF: es líder con 10 puntos y se mantiene invicto, con tres victorias y un empate. Va a ser muy difícil meterle mano. De momento, solo ha encajado un gol.
Ayer venció al Teruel (0-1), que llevaba 19 partidos seguidos sin perder en casa. No fue un partido brillante de los de Dani Vidal, pero el tanto de Pablo Trigueros en el minuto 86 desató el júbilo entre los casi 200 aficionados tarraconenses desplazados a la ciudad del Torico.
Y de la alegría del Nàstic a la tristeza por la muerte del maestro Pepe Domingo Castaño. Las tardes radiofónicas de fútbol ya no serán lo mismo. «¡Hola, hola!».