«Hay que hacerle la puñeta a los coches», decía el geógrafo tarraconense Rafael López-Monné en la sesión inaugural del proceso participativo del Pla d’Ordenació Urbanística Municipal (POUM) de Tarragona. A un servidor, que sigue estando completamente de acuerdo, la frase se le quedó grabada.
No obstante, su humilde opinión dice que, para que esa puñeta fuera efectiva, convendría ofrecer más facilidades a los conductores. Mejor transporte público, más barato y más efectivo. Y, por encima de todo, que llegue a la hora que promete. Todo eso de la ciudad de los quince minutos.
Y no solo a nivel local. El territorio necesita sentirse conectado y debería espabilarse para que proyectos como el TramCamp no se queden en el tintero. Huir de posiciones inamovibles y, por una vez, ponerse de acuerdo. No vamos sobrados de infraestructuras.