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Un melón ha llegado a costar este verano 13 euros. Una locura. El precio de los alimentos ha alcanzado su máximo histórico a nivel mundial desde 1990, apunta la Organización de Naciones Unidas.
Los más perjudicados son los de siempre, los más vulnerables. Las familias con rentas más bajas se ven abocadas a comprar comida más barata y de peor calidad, con una dieta deficitaria en fruta, verdura, pescado y aceite de oliva –algunos de los productos que más se han encarecido–.
«Los periodos de crisis y problemas económicos coinciden con mayores tasas de obesidad infantil a causa de la malnutrición», explica el experto en Nutrición Jesús Román.
Es el concepto de las «croquetas congeladas»: los consumidores tienden a los congelados, que son menos saludables pero más asequibles y quitan el apetito.
