El Prat y Reus

La patronal Foment está convencida de que la ampliación del aeropuerto de El Prat, frustada ahora hace un año por discrepancias entre JxCat y ERC sobre su impacto en el entorno natural de la Ricarda es viable y básica para convertir Barcelona en base de vuelos intercontinentales.

De ahí que se haya propuesto intermediar entre Gobierno y Generalitat y garantizar que, esta vez sí, el plan tira hacia delante. Su propuesta pasa por ampliar la tercera pista entre 300 y 350 metros en lugar de los 500 previstos por Aena y así salvaguardar los espacios protegidos que provocaron las divergencias entre los socios del Govern.

Hace años que la nueva ampliación de El Prat, esta vez, para convertirlo por fin en un hub intercontinental, está sobre la mesa. E igual que ha pasado con diversas infraestructuras en nuestro territorio, en agosto del año pasado los 1.700 millones de inversión comprometidos por el Gobierno se esfumaron por divisiones internas.

Mientras aquí habría que intentar hacer algo para que nuestro aeropuerto no vuelva a quedarse sin vuelos este invierno por tercer año consecutivo, el último, el pasado, cuando Binter dejó de operar la ruta con Canarias. Una de las opciones pasa por impulsar vuelos de negocios con Madrid o Alemania y «no limitarse al turismo» como pide la Cambra de Reus. Estaría bien debatirlo.