Tivissa, la Unión Europea y el Midcat

Igual que sucediera en junio con la crisis diplomática con Argelia, que nos llevó a recordar los fuertes vínculos de una de las principales empresas del polígono químico, BASF Sonatrach Propanchem, con este país africano, el reciente debate sobre el Midcat el gasoducto no nato entre Francia y España que se quiere recuperar para reducir la dependencia rusa, nos ha permitido descubrir cómo funciona uno de sus puntos clave: el centro de transporte y la central de compresión del gas que hay en Tivissa y que, como hoy explica Raúl Cosano, en función de la demanda lleva el gas hacia el País Vasco o BCN.

Más allá de eso, el proyecto, iniciado hace más de veinte años pero que nunca llegó a finalizarse porque el gas que provenía de Rusia era entonces fiable y barato, ha reavivado viejas diferencias entre países, especialmente Francia y Alemania, y ha evidenciado de nuevo que falta mucho por avanzar hacia una convergencia de la UE más allá de lo económico.

Macron argumenta que su ejecución no llegaría a tiempo para resolver la crisis actual, fruto de la guerra de Ucrania, pero de lo que se trata no es solo de dar una solución inmediata a los problemas derivados del conflicto con Rusia, sino de avanzar hacia una política energética europea. Algo que no se logrará si cada país sigue mirando solo por sus propios intereses.