Gobernados por inútiles

Una nueva avería de un tren de la línea R16 provocó ayer la interrupción de la circulación de trenes entre Calafell y Sant Vicenç de Calders y retrasos en todo el trayecto ferroviario entre Barcelona y las Terres de l’Ebre. El tren, que había salido de la Estació de França en dirección a L’Aldea-Amposta, se quedó parado por una avería cuando se encontraba repleto de pasajeros, muchos de los cuales utilizan esta línea para acercarse hasta las playas. Es el décimo primer tren que se queda tirado en las comarcas de Tarragona en lo que llevamos de verano, una cifra propia de un país tercermundista o gobernado por inútiles. La incidencia volvió a traducirse en imágenes deplorables de viajeros en las vías, transbordos chapuceros y la enésima constatación de que el servicio está dejado de la mano de Dios, en cuanto a inversión, mantenimiento y capacidad de reacción. El conseller de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat, Josep Rull, aseguró que el tren averiado era de la serie 470, uno de los más antiguos de Renfe y por lo tanto de dudosa idoneidad para un recorrido largo. Rull volvió a pedir el traspaso a la Generalitat de los trenes, vías y estaciones para «ser responsables de nuestras decisiones, no rehenes de las decisiones de los demás». Probablemente no queda otro camino, porque es ilusorio pensar que la incompetencia, la dejadez y el menoscabo político al que nos someten el Ministerio de Fomento, Adif y Renfe vayan a tener remedio.