Inseguridad al volante

Después de una temporada en que la mortalidad en las carreteras de la demarcación de Tarragona había sufrido un importante descenso, durante el primer trimestre de este año la tendencia ha cambiado

19 mayo 2017 22:59 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:24
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Después de una temporada en que la mortalidad en las carreteras de la demarcación de Tarragona había sufrido un importante descenso, durante el primer trimestre de este año la tendencia ha cambiado. En Catalunya se han registrado trece víctimas mortales. Casi la mitad de dichas personas han perdido la vida en la siniestra N-340 a su paso por las comarcas de Tarragona, un dato que da mucho que pensar.

Mientras que en algunas provincias atravesadas por dicha carretera nacional tienen autovía, a pesar de que la IMD –la intensidad media diaria de vehículos que circulan por un tramo– es mucho inferior que en Tarragona, aquí seguimos peleando por tener un trazado decente y digno, acorde con los tiempos actuales y con el volumen circulatorio. Mientras, los ciudadanos seguimos soportando colas, retenciones y accidentes.

Pero no sólo el peligro está en las carreteras. En los últimos meses he visto varias imprudencias, muy graves, cometidas por repartidores de pizzas. Desde simplemente saltarse un semáforo en rojo hasta circular por la acerca para no tener que esperar a que la luz se ponga verde. A otros les falla alguna de las luces, con el consiguiente peligro de circular por la noche. Y ya no digo nada de la velocidad, porque es un elemento subjetivo. Las empresas que contratan a estos jóvenes tendrían que ser las primeras en preocuparse por la seguridad de sus motoristas. Porque algunos, para ganarse algo de dinero, arriesgan innecesariamente sus vidas para que las pizzas nos lleguen calientes a casa.

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