Jueces y sanitarios

Esta pandemia ha puesto de manifiesto, entre otras muchas cosas, la inquietante disparidad de criterios de que han hecho gala los jueces, algunos de los cuales han avalado las mismas medidas que otros han rechazado. Si bien tienen la importante función de velar por el respeto de los derechos fundamentales de los ciudadanos, parecería lógico pensar que en una situación tan excepcional como la que vivimos, con una pandemia que ni entiende ni se rige por los tiempos y los argumentos de los tribunales, tanto jueces como políticos deberían fiarse mucho más del criterio de los sanitarios.

Y es que cuando está en juego la vida de tantas personas por un virus, cuando de lo que se trata es de evitar muertes y contagios, yo preferiría que las decisiones estuvieran en manos de las batas blancas en lugar de en las togas. Por eso me cuesta tanto entender que un juzgado de Barcelona, como antes hiciera otro de Valencia, autorice la administración de ozonoterapia a un paciente ingresado por Covid en un hospital catalán contra el criterio profesional de los médicos, que argumentan que esta terapia ha sido específicamente no recomendada por la Agencia Española del Medicamento.

Y es que se trata de un tratamiento sin base científica y sobre el que no existe evidencia alguna de su utilidad para la prevención o el tratamiento de la Covid-19; por el contrario, su uso conlleva numerosos y peligrosos riesgos. Sí, nos iría mejor si todos, incluidos jueces y políticos, hiciéramos más caso a los sanitarios, que son al fin y al cabo los que han facilitado las vacunas y estudiado el virus.