La canción de los números

Lo malo de los paniaguados es que no se conforman con pan y agua tónica

19 mayo 2017 19:36 | Actualizado a 21 mayo 2017 20:38
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Disponemos de un año más para seguir oyendo la charanga habitual, que ya no es de carácter jocoso, sino sombrío. Los directores de orquesta de Bruselas nos han concedido más tiempo para ajustar el déficit público, que será ampliable a otro, según nos vaya y nos venga la situación monetaria. Estábamos con el agua al cuello, pero ya sabemos que Dios aprieta, pero no afloja, aunque de vez en cuando se tome un pequeño descanso para recuperar fuerzas. Hace mucho tiempo que la canción de los números estaba desafinando, pero los que trabajan en la orquestina no pueden parar. Si volvieran a su anterior ocupación se demostraría que no tenían ninguna, cosa que les impide el regreso. Batimos la plusmarca de políticos, entre los que arbitran la convivencia municipal, local, regional, provincial, autonómica y nacional hay miles de personas que, una vez demostrado que no servían para otra cosa, se empeñan en demostrar que tampoco servían para esta.

Lo malo de los paniaguados es que no se conforman con pan y agua tónica. Quieren mezclarla con ron pirata o con ginebra más o menos apócrifa. Dicen las estadísticas más indiscreta que en España se bebe mucho, pero no dicen qué es mucho. A veces es lo indispensable para olvidar a nuestros gobernantes o para recordar a la madre que los parió. Pero es de mala educación recordarles a los acreedores la brevedad del plazo. El esforzado ministro de Economía, Luis de Guindos, en cuyo amable rostro se advierte cada vez más que sufre esa forma de avaricia fisiológica que llamamos estreñimiento, ha logrado lo imposible: que Bruselas se aguante las ganas de cobrar. La forma más segura para ser recordados después de nuestro fallecimiento es dejar algunas deudas sin pagar. Mi dilecto Schopenhauer se sorprendía de que las únicas deudas que se llaman ‘de honor’ fuesen las de juego. Todas las demás se denominan de otra manera y no se consideran honorables.

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