La masacre de Chibok

Los conflictos aparecen cuando no se atiende a la diversidad individual y poblacional

19 mayo 2017 22:55 | Actualizado a 22 mayo 2017 18:06
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Hace un año, el 14 de abril de 2014, fue noticia que alrededor de la media noche, varios hombres armados atacaron la Escuela de secundaria Gubernamental de Chibok (Nigeria). En el colegio dormían más de 200 alumnas. Bajo el pretexto de que la escuela iba a ser atacada por insurgentes, los sujetos armados explicaron a las adolescentes que estaban allí para llevarlas a un lugar seguro. Pero desde el 2011 el mismo grupo ha quemado a estudiantes cristianas, ha causado desplazados, víctimas mortales y varios atentados y ataques a centros educativos….

Me contaba una amiga que ha estado hace un mes en Congo y ahora está en Costa de Marfil que la situación es difícil pero solucionable. También leí con calma el mail de otra amiga que escribía desde Jerusalén y otra de Líbano.

Todos queremos tener la razón y falta diálogo. Poder dar cada uno su opinión, sin que los débiles se sientan heridos y luchen con maldad y los fuertes, arrogantes y machaquen con sus ideas y acciones. Queremos destruir, romper y desunir, frente a la cultura de la muerte que entra con fuerza en las personas y sociedades, falta dialogar y construir sobre la cultura de la vida. Cuesta el entendimiento entre los ciudadanos, entre los ciudadanos y los políticos y ellos con ellos mismos. Los conflictos aparecen cuando no se atiende a la diversidad individual y poblacional.

Claramente, falta cultura. De origen latín “cultus” que significa “cultivo”; cultivo de la inteligencia. Conocimientos e ideas adquiridas gracias al desarrollo de las facultades intelectuales.

Hace unos meses propuse en una universidad catalana hacer un trabajo sobre un país. Cada alumno podía elegir el país que quisiera, o más le gustaba o lo que fuera… una alumna levantó la mano y dijo: “¿Puedo elegir Africa?”. ¿Se reía de la profesora?. ¿Del resto de alumnos o de ella misma? Contesté que por supuesto podía elegir un país de Africa… se quedó cortada y volvió a insistir, “¿pero Africa no es un país?”.

Es necesario desarrollar espacios de cultura personales y colectivos (que ya los hay y bastante buenos en Reus, Tarragona, Valls, Constantí, Tortosa…). Animar a utilizarlos y aprender cosas para luego poder tomar decisiones, influir y sobre todo fomentar el diálogo (uno no dialoga si no sabe). Entre los espacios personales ocupa un lugar principal la lectura de la prensa, leer dos o tres libros trimestrales -novelas y ensayos (altamente beneficiosas las biografías)-, ir a museos o exposiciones, asistir a espectáculos como teatro, musicales y otros de alta calidad, mantener conversaciones con contenido y tener amistades.

La cultura conviene interiorizarla, requiere la actitud de la acogida, la disposición interior a la escucha. Si bien no se interioriza, aparece la cultura de la praxis, la eficacia y la acción sin pensar. Escucha de todas las palabras humanas, acogida de todas las personas de todas las razas y creencias que ahora pueblan nuestro país. Si los principios éticos que sostienen el proceso democrático no se rigen por nada más sólido que el mero consenso social, entonces este proceso se presenta evidentemente frágil y se tiende a la cultura de la muerte, la corrupción, la persecución, la matanza y la traición.

Después de pensada e interiorizada, la cultura hay que hacerla vida (también de nuestra vida) con un amplio espacio para la libertad y creatividad personales. Como decía un sabio “no debes instrumentalizar a otra persona por un fin mayor, porque no existe nada más importante que un ser humano. Haz que quiera cultivarse; ganaras a esa persona y a la sociedad que la envuelva”.

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