Anonimato o silencio
En países con censura, la verdad viaja enmascarada: ciudadanos recurren a herramientas de anonimato digital para sortear la vigilancia y bloqueos que imponen las autoridades
Reconozco que la pregunta que váis a leer a continuación me cogió desprevenido: «¿Cómo le puedo explicar a mis hijos lo que es una noticia falsa sin que pierdan la inocencia?». La autora de la pregunta era Lili, una maestra de la provincia de Guangdong, China, que se había conectado por Zoom para seguir la clase que impartía en el Máster de Periodismo y Educación de la UAB. No supe qué responderle. Acostumbrado a tener una audiencia especializada en periodismo o académica, con los que comparto la metodología que utilizamos para exponer las campañas de desinformación contra medios y periodistas, no tuve las herramientas para darle una respuesta sincera y así se lo hice saber. En estas ocasiones siempre actúo de la misma manera: Aceptar que no tengo una respuesta y abrir el debate con los otros participantes (en este caso, estudiantes de máster) para saber si ellos pueden aportar algo.
La pregunta es de un enorme calado, por el contenido en sí mismo y por quién la hizo y desde dónde la hizo. Cómo alguien puede explicar lo que es una noticia falsa es relativamente sencillo. Primero, el foco se debe poner en averiguar la fuente de la noticia y en quién la envía. Habitualmente, la gran mayoría de los desinformadores públicos ya son conocidos y tienen intereses políticos o económicos en la difusión de la mentira. Y luego está el canal dónde uno lee esas informaciones, que habitan asiduamente en canales patrióticos, extremistas y conspiranoicos de internet. Sin embargo, su pregunta iba más a allá, «... sin que pierdan la inocencia?», añadía Lili, aludiendo a sus hijos preadolescentes que participan activamente de Weibo, el gigante de las redes sociales que es la versión China de X (la antigua Twitter –ahora X con Musk– está prohibida en el gigante asiático).
Lili explicaba cómo tenían maneras de evitar la censura que impone el régimen chino en internet (hablando de grandes ‘apagones’) utilizando de manera estratégica VPNs (redes privada virtuales), una especie de puente virtual que redirecciona tu conexión de internet a servidores de otro país en el que la leyes no sean tan restrictivas. De esa manera acceden a las noticias que se publican de China en otros países. Por desgracia, son los menos los que se aventuran a dar este paso.
Es una práctica bastante habitual en estos países dónde muchos recurren a estas herramientas de anonimato que enmascaran la ubicación real del dispositivo y cifran la comunicación. De esta manera, pueden informarse libremente, compartir contenidos sin miedo a represalias y mantener una conexión más segura en contextos donde la libertad de expresión está restringida. Por ejemplo, en Rusia, los ciudadanos que quieren acceder a los canales de noticias en Telegram de los periodistas en el exilio, como Meduza o iStories, utilizan este tipo de ‘puentes’ virtuales para que las autoridades no puedan rastrear el contenido que han estado visitando mientras estaban conectados a internet.
«En China decimos que si ves el canal público de televisión CCTV eres feliz. Es la ‘televisión feliz’», explicaba Lili, y reconoció cuán importante es explicar a la audiencia el cómo y el por qué de las informaciones manipuladas, enmascaradas como noticias fidedignas, pero que responden a intereses políticos. Y sí, es cierto, exponer los mecanismos, los actores y las narrativas que forman parte de la desinformación puede llegar a inocular a los lectores contra sus efectos. Pero también es cierto que hemos (o si prefieren, ‘he’) fallado a la hora de explicar este fenómeno de forma digerible para el gran público y dotarnos de las herramientas para identificar el impacto tan perverso que la desinformación tiene sobre muchos ámbitos de nuestras vidas. No es una misión imposible pero debo aceptar que es muy difícil.
Así que, a día de hoy y tras dos días dándole vueltas, sigo sin saber qué responderle a Lili. Quizá los lectores me puedan ayudar ¿Alguna idea?