Estados Unidos, crisis humanitaria en la frontera

La administración demócrata de Joe Biden desplegará 1.500 soldados en la frontera sur de Estados Unidos a partir de este jueves. Esto es un día antes del fin de la aplicación de una norma conocida como el Título 42 por la que el país ha llevado a cabo expulsiones de migrantes de manera inmediata. Se implementó por primera vez en marzo de 2020 por la administración de Donald Trump. Desde entonces, han sido expulsados más de 2,7 millones de migrantes, muchos de ellos más de una vez.

El 1 de abril del año pasado, el gobierno de Biden anunció que esa política terminaría a finales de mayo de ese año, pero 19 estados liderados por republicanos estaban en contra de levantar el Título 42 y presentaron demandas para evitarlo. Hasta ahora. El jueves termina. Funcionarios de inmigración citados por Voz de América estiman que a partir de entonces, las llegadas de migrantes a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México podrían aumentar de 10.000 a 13.000 por día, comparado con los 5.000 a 8.000 actuales. Ese temor ha llevado a Biden a anunciar ese envío de tropas.

La función de los soldados será respaldar a la Patrulla Fronteriza en la detección y vigilancia de la frontera, no aplicar la ley. «Detección y monitoreo en tierra, ingreso de datos y ayuda suplementaria», detallaba la semana pasada un comunicado oficial: «El personal militar no participará directamente en las actividades de aplicación de la ley». Esto es obvio porque, entre otras cosas, no pueden porque el ejército no puede actuar dentro de Estados Unidos como la policía.

La decisión –como la adoptó también en octubre de 2018 Trump– parece ser una medida pensada para lograr un titular efectivo y contrarrestar así la narrativa de que los demócratas son blandos con la inmigración.

La crisis en la frontera es una crisis humanitaria, no de seguridad o de amenaza bélica; y el despliegue de personal militar «sólo promueve la idea errónea», como dijo el senador demócrata Bob Menéndez, de «que los migrantes son una amenaza que requiere de tropas para ser contenida. Nada podría estar más lejos de la verdad».

Joe Biden se equivoca al tratar de anotar puntos políticos o intimidar a los migrantes al enviar tropas a la frontera. La decisión solo contribuye a esa narrativa antinmigrante que buscan, como establece la ley, pedir asilo. Además, recibir a migrantes con tropas es recibirlos sin la dignidad debida. Mejor haría Biden en enviar más funcionarios para procesar solicitudes de asilo o jueces para acelerar los trámites.

Los militares generan esa imagen de seguridad que tanto gusta entre muchos estadounidenses, especialmente entre quienes recelan de la inmigración, pero no son útiles, o no son tan útiles como los funcionarios que realmente se necesitan para atender esta crisis.

Si no gusta la política de asilo de Estados Unidos, lo que habría que hacer es proponer cambiarla (por cierto, esa misma política que ha permitido a ciudadanos chinos, venezolanos o rusos –por citar solo algunos– quienes, en los últimos años, han podido huir de guerras, catástrofes o persecución y comenzar una nueva vida en este país, trabajando, aportando, pagando impuestos y haciendo buena esa idea del sueño americano de la que se benefician todos: los que llegan y los que están).

Esta es una crisis humanitaria, y la respuesta debe adaptarse a esa condición.

Gustau Alegret es periodista. Trabaja en
Washington para el canal internacional de
noticias NTN24.