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    Larry the cat

    La mirada

    14 julio 2022 20:13 | Actualizado a 15 julio 2022 07:00
    Natàlia Rodríguez
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    Es mi cuenta de Twitter preferida @Numer10cat. Quizás la única que consulto con avidez. Larry, el gato que vive en Downing Street. En el número 10. Tiene 12 años y casi un millón de seguidores. El resto son meros inquilinos del lugar. Él es el dueño. Larry lleva un cierto tiempo avisando de que su convivencia con el humano de dudosa credibilidad capilar estaba llegando a su límite. Larry exigía un cambio en el número 10 de Downing Street y por lo que parece, Larry va a conseguir su objetivo.

    A las 6:02 de la tarde del martes día 6, Sajid Javid, el secretario de Sanidad británico, anunció su dimisión del gobierno de Johnson. Nueve minutos más tarde, Rishi Sunak, el ministro de Hacienda y el segundo funcionario electo más poderoso del país, también renunció. Javid y Sunak son dos políticos británicos telegénicos, superficiales y de centroderecha que no se caracterizan por sus posturas ideológicas. Ambos han trabajado estrechamente con Johnson y le han apoyado desde que se convirtió en primer ministro, hace casi tres años. Pero, el martes por la noche, fueron el detonante de la revolución. «Puede que no hayamos sido siempre populares, pero hemos sido competentes a la hora de actuar en el interés nacional», escribió Javid en su carta de dimisión. «Lamentablemente, en las circunstancias actuales, el público sabe que ahora no somos ninguna de las dos cosas». Sunak dijo que se marchaba porque los votantes esperaban que el gobierno fuera dirigido con seriedad. «No podemos seguir así», escribió.

    La doble dimisión fue el inicio de un golpe de estado de veinticuatro horas en el que más de tres docenas de ministros y ayudantes abandonaron a Johnson –su autoridad moral se había evaporado hacía tiempo– y dejaron a los británicos a merced de un vendaval político.

    El mismo martes, en el turno de preguntas, Johnson recurrió a su habitual bravuconería, pero la camisa se le descolocó. Giró su cuerpo hacia un lado y dirigió la mayor parte de sus respuestas al speaker de la Cámara de los Comunes, en lugar de ver las caras de vergüenza de sus compañeros de partido detrás de él, o el regocijo de los bancos de la oposición de enfrente. En un momento dado, cuando Johnson intentó una de sus habituales líneas de ataque contra el líder laborista, Keir Starmer, la primera bancada laborista comenzó a despedirse, al unísono.

    Ian Blackford, líder parlamentario del Partido Nacional Escocés en Westminster, comparó a Johnson con un loro muerto. Algunos diputados conservadores aprovecharon sus preguntas para animar al primer ministro a dimitir.

    Cuando terminaron las preguntas, Johnson tuvo que asistir al discurso de dimisión de Javid, que efectivamente instó al resto del equipo de Johnson a abandonarle. «Sé lo difícil que es esta decisión, pero seamos claros, no hacer algo es una decisión activa», dijo. Cuando Javid se sentó, Johnson se apresuró hacia la salida, con la cabeza gacha y los faldones de la camisa por encima de su pantalón. Las voces de los diputados le siguieron por la puerta: «¡Bye, Boris!».

    En su casa le estaba esperando Larry. Comentan que lo recibió con total indiferencia mientras se lamía el vientre, algo que en leguaje felino significa «lárgate Boris, ya has hecho suficiente daño».

    Nacida en Tarragona, Natàlia Rodríguez empezó a ejercer en el ‘Diari’. Trabajó en la Comisión Europea y colabora en diversos medios. Vive entre París y Barcelona.

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