El pasado sábado se cumplían cinco años desde la «no celebración de ningún referéndum» (Rajoy dixit). Lo cierto es que el político gallego se equivocó en el fondo ya que SÍ hubo un referéndum donde 2.262.000 personas votaron (la mayoría a favor de la independencia) y en la forma, ya que su decisión de reprimir con fuerza un acto pacífico que él mismo negaba que existiera llevó el conflicto catalán a todas las portadas del mundo.
Ahora que el mayor acelerador del Procés vive retirado en su chalet de Madrid donde trabaja como registrador, los partidos independentistas están demostrando que pueden dinamitar ellos solos la esperanza de aquellos votantes.
Esta semana hemos seguido viendo como los dos principales partidos vivían un sainete autodestructivo cimentado sobre la lucha por el poder.
Mientras tanto en Madrid analizan con frialdad y cierta euforia contenida (a veces ni eso) las ganancias que han supuesto para la Comunidad presidida por Isabel Díaz Ayuso estos cinco años más los previos de preparación a la declaración unilateral... y están encantados con los resultados.
Justo ese año en 2017 Madrid ya dio el sorpasso a Catalunya en PIB aunque la diferencia entre las dos comunidades había empezado a ajustarse a partir del 2011, en plena crisis financiera. En 2018 la diferencia se aumentó en una décima para consolidarse en 4 décimas en 2019.
En estos momentos el peso del PIB de Madrid está en 19,3% mientras el de Catalunya es de 18,9%, una diferencia de cuatro décimas entre las dos comunidades.
Una de las causas (no la única, desde luego) fue el traslado de 4.700 empresas fuera de Cataluny, entre las que destacaron por encima de todas CaixaBank y Banc Sabadell, los dos grandes motores financieros del país. La mayoría de las grandes corporaciones de esta lista se instaló en Madrid.
Y la mayoría de estas empresas, aunque el panorama ha cambiado –ya que Aragonés y ERC han defendido un programa más pragmático–, siguen sin decidirse a volver, ya que el otro partido que gobierna sigue empeñado en el enfrentamiento con el Estado español y la ruptura.
Como decía, las fuerzas vivas que soportan los cimientos de la economía madrileña (entre ellos muchos de los líderes del IBEX) están encantadas con los resultados y para asentar esa posición de liderazgo jalean y respaldan a la presidenta Díaz Ayuso para que siga lanzando anuncios de liberalización y bajadas de impuestos: deflactación del IRPF en todos los tramos, tarifa cero para autónomos y una rebaja en el impuesto de sucesiones y donaciones entre hermanos, tíos y sobrinos. Da igual que eso signifique menos recursos para la educación y la sanidad de los madrileños. Lo importante es seguir gozando de condiciones privilegiadas ahora que se avecina una tormenta en forma de crisis económica mundial.
Resumiendo, que estos cinco años y la situación actual con una Catalunya ensimismada en sus procesos (fantasía o no) y con los independentistas más divididos que nunca es vista desde Madrid con un ya no disimulado regocijo... Vamos, que les falta abrir botellas de champán para bailar sobre la supuesta tumba de la independencia.
*Datos publicados en ‘La Vanguardia’