La policía sólo puede ser apolítica

El relevo al frente de los Mossos d’Esquadra suscita algunas dudas que el conseller de Interior debe disipar

 

04 junio 2019 12:14 | Actualizado a 04 junio 2019 12:17
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El relevo al frente de los Mossos d’Esquadra anunciado ayer por el conseller de Interior Miqual Buch añade preocupación al daño que el procés ha causado al cuerpo policial catalán.  El cese de Miquel Esquius, tan solo once meses después de su nombramiento, con el encargo primordial de recuperar la normalidad institucional, despierta ciertas dudas. Esquius, como explica él mismo en una carta de despedida, recibió la noticia de su destitución por sorpresa. Esquius asume su relevo por el sentido del deber y defiende haber cumplido su función como jefe se los Mossos con el objetivo de «recuperar la normalidad institucional» y desde la «neutralidad política y con la voluntad final de servir a toda la ciudadanía». Este y no otro debe ser el proceder de un organismo policial, situado por encima de toda lucha política y partidista y al servicio único y exclusivo de cumplir y hacer cumplir la ley sin la más mínima sombra de dudas. Preocupa el cambio de comisario jefe por cuanto coincide con la puesta en marcha de la llamada «guardia pretoriana» del president de la Generalitat, Quim Torra. El nuevo servicio de escoltas dependerá directamente de un cargo político y no de la estructura jerárquica de los Mossos, pese a que mantienen su condición de policías. No hay que ser muy suspicaz para vislumbrar el cúmulo de recelos que genera esta estructura organizativa. Bien es cierto que el sustituto de Esquius al frente de los Mossos, Eduard Sallent, ha asegurado que aspira a «sacar a los Mossos del debate partidista» y que desea centrarse «exclusivamente en la protección de la seguridad pública». No puede ser de otro modo. La policía no puede regirse por órdenes políticas ni puede priorizar su cometido al socaire de intereses partidistas. Cumplir y hacer cumplir la ley es su primordial cometido bajo las órdenes y las instrucciones del poder judicial. Todavía quedan por resolver diversas causas como consecuencia de las dudas generadas por el comportamiento de algunos mossos durante el procés, entre ellas la del comisario Trapero. Le queda trabajo a Sallent.


 

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