Obligados a pactar

En Barcelona el error de Xavier Trias fue firmar la hoja de ruta independentista

19 mayo 2017 22:43 | Actualizado a 22 mayo 2017 18:16
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Las elecciones municipales y autonómicas (en 11 de las 17 autonomías) en España el domingo han dado como resultado un importante desplazamiento del voto hacia la izquierda, y una fragmentación política, como protesta por las políticas de austeridad del Gobierno de Madrid, presidido por Mariano Rajoy, y por la corrupción descubierta en el PP y el PSOE, los dos partidos que han gobernado España desde la dictadura franquista.

Hay tres elementos nuevos en estas elecciones: primero, ya no hay mayorías absolutas en los gobiernos autonómicos o regionales, y tampoco en los gobiernos locales de las principales ciudades españolas, lo cual exigirá pactos a los que el Partido Popular no está acostumbrado; segundo, la irrupción en el escenario de la representación política local y regional de dos partidos, uno de centro-izquierda (Ciudadanos) y otro de extrema izquierda (Podemos); tercero, la pérdida de votos del independentismo catalán que ha dejado la capital Barcelona en manos de una plataforma de siete formaciones políticas, liderado por Ada Colau, por vez primera una mujer y de extrema izquierda, al frente de la capital de Catalunya y con una mayoría muy pequeña, muy difícil de gobernar.

En la capital, Madrid, aunque ha ganado por la mínima el Partido Popular, no podrá formar gobierno, y al igual que Barcelona, lo podría formar la plataforma “Ahora Madrid” que incluye a Podemos, con el apoyo del PSOE. Eso se verá en los pactos posteriores. Valencia (el PP sufrió un durísimo correctivo) y Sevilla irán a coaliciones de izquierdas, mientras que Bilbao seguirá en manos del Partido Nacionalista Vasco (PNV), el cual ha arrebatado la alcaldía de San Sebastián a la formación cercana al grupo terrorista ETA, Bildu. En Galicia y Asturias han bajado el PP y el PSOE en votos, pero el PSOE seguirá gobernando Asturias y el PP pierde en Santiago, A Coruña y Pontevedra.

Los dos partidos nuevos, Ciudadanos y Podemos, han sacado los suficientes votos para ser partidos que actuarán como apoyo a los partidos mayoritarios (PP y PSOE) en los gobiernos de los ayuntamientos y de las regiones. En este sentido, Ciudadanos se ha asegurado estar en los gobiernos de la gran mayoría de ciudades importantes y regiones, cuando es un partido de reciente creación en España, si bien ya existía en Catalunya donde ha mantenido una política radicalmente contraria al independentismo y a favor de la unidad de España.

El problema del Partido Popular va a ser que necesitará de acuerdos con distintos partidos, y al no estar habituado a pactos puede perder bastantes municipios y autonomías a manos del PSOE. El mensaje de los electores ha sido romper las mayorías absolutas y obligar a los dos grandes partidos, PP y PSOE, al pacto, al diálogo, a poner políticas diversas en común. Sin embargo, la proliferación de muchos partidos pequeños condicionará a su vez estos pactos. Esto implicará unos presupuestos locales y regionales más expansivos, incrementando la deuda de las comunidades autónomas que ya es alto.

Aunque el Partido Popular ha ganado globalmente las elecciones con 6 millones de votos, ha perdido 2,5 millones de votos, casi un tercio de los que obtuvo en las anteriores elecciones locales y regionales de 2011. El PSOE también ha perdido votos, pero bastante menos: ha conseguido 5,5 millones de votos, con una pérdida de 650.000 votos en total. Ciudadanos ha ganado 1,4 millones de votos y era la primera vez que se presentaba. Podemos ha ido muchas veces en coalición con otros grupos y ha ganado las elecciones de Barcelona y, moralmente, de Madrid. Hay que destacar que buena parte de los votos de Podemos proceden del Partido Socialista (PSOE) y en el caso de Ciudadanos, del Partido Popular. El voto joven, según las centrales de encuestas, ha ido mayoritariamente a Podemos y Ciudadanos.

El voto catalán

En Catalunya el soberanismo baja y el domingo recibió el apoyo del 45 por 100 del total de votantes, con el agravante de la pérdida de Barcelona, aunque fuera por 17.000 votos. De cara a las elecciones previstas para el 27 de septiembre, el resultado del domingo es malo y la hoja de ruta independentista sufre una herida muy profunda.

Barcelona es un voto más político y la capital se ha decantado por votar más a la izquierda, irrumpiendo de manera espectacular la candidata de extrema izquierda, Ada Colau, que hizo un buen discurso tras las votaciones. Ciudadanos sube con fuerza y obtuvo una representación análoga a Esquerra Republicana, y por encima de los socialistas del PSC que sufrieron una dura derrota en la capital.

En Barcelona el error de Xavier Trias fue firmar la hoja de ruta independentista, el primer día de campaña, anteponiendo el independentismo frente a los ciudadanos de Barcelona. Fue el abrazo del oso. Se vieron caras muy largas de decepción en la sede de CiU, y no es para menos. El aumento de votos de ERC no compensa la pérdida de CiU, ni tan solo el incremento de votos de la CUP. El soberanismo o independentismo deberá repensar su estrategia de cara a las próximas autonómicas y de cara a las generales españolas.

La formación que más ha perdido en Catalunya es CiU, especialmente en el cinturós de Barcelona, clara advertencia al independentismo. También el PP, partido este que se queda casi testimonial debido a un mal liderazgo aquí y el inmovilismo de Madrid. CiU, aunque haya sido la fuerza más votada en Catalunya (aunque tuvieron menos votos que el PSC en 2011), ha perdido en casi todos los municipios catalanes importantes, al menos el 5 por ciento de los votos, a excepción de Girona. El PSC también ha perdido por sus divisiones internas, aunque menos de lo esperado, manteniendo su fuerza en el cinturón barcelonés.

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