Olimpiadas recortadas

Una de las primeras medidas tomadas por el nuevo equipo de gobierno municipal de Ada Colau es el de retirar la candidatura para que Barcelona-Pirineu acoja los Juegos Olímpicos de Invierno en el año 2026, una decisión no exenta de polémica y controversia, principalmente con los municipios montañosos que esperaban albergar algunas de las pruebas del evento.

Aquí en Tarragona tampoco existe un consenso claro para organizar los Juegos del Mediterráneo en 2017. Los socialistas siempre se han mostrado dispuestos a llevar a cabo las competiciones. Sin embargo, dentro del Consistorio había voces disconformes. Y más las hay en la nueva composición del Ayuntamiento surgido tras las elecciones del pasado 24 de mayo.

El macroproyecto inicial que se había ideado para estas olimpiadas del Mediterráneo ya se rebajó por problemas económicos. En unos momentos de crisis como los que estamos viviendo –todavía, aunque algunos ven ‘brotes verdes’–, sería necesario pensar profundamente si estos juegos servirán para catapultar la imagen de Tarragona al Mediterráneo, como pasó con Barcelona al mundo. No hay comparación entre ambos acontecimientos. Las arcas del Ayuntamiento de Tarragona no están muy llenas que digamos. Ya dos años vista, muy pocos cambios se han visto. Y hacer unos juegos con las infraestructuras y equipamientos actuales, sería dar una imagen muy pobre de la demarcación. Es el momento de poner la cuestión encima de la mesa y valorar los pros y contras. Pero que la ilusión no hipoteque el futuro de la ciudad.