¿Quién sostiene a Podemos?

Podemos dice a los indignados lo que quieren oír pero no dice que volverán a la zapatilla

19 mayo 2017 23:42 | Actualizado a 22 mayo 2017 11:29
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Un día de repente surge un personaje al que sólo conocen en la facultad de Políticas, donde imparte clases, que se da a conocer como portavoz de una plataforma antisistema denominada Podemos.

Se introduce en medios de comunicación con tendencia izquierdista y con su habilidad de comunicador comienza a exponer unas ideas maravillosas, que escuchan personas que están indignadas por las consecuencias de la gran crisis a nivel europeo y concretamente en España agravada por un gobierno saliente que no supo o no quiso ver la crisis económica. Por otro lado el nuevo gobierno salido de las urnas con mayoría absoluta, que presenta un programa que o no se ha dado cuenta de que no puede cumplir o no ha querido verlo. Claro, coherentemente y económicamente hablando, tiene que tomar medidas contrapuestas con su programa inicial, y que no sabe exponer al pueblo por su debilidad en la comunicación y exposición.

Por si esto fuera poco, en Cataluña hay una crisis política provocada por un gobernante iluminado que hace ilusionar a parte del pueblo catalán con promesas que sabe que no puede cumplir. La izquierda catalana se aprovecha para sacar provecho y apoya al iluminado. El mito de político muy honorable se desploma ante la corrupción de toda la familia. La corrupción sale por todas partes y parece que nadie se libra, con lo cual hay más indignación en el pueblo con los políticos en general, aunque no se deba generalizar, pero siempre queda en las retinas lo negativo más que lo positivo.

Bajo este prisma, cualquier persona que le afecten las medidas y en particular jóvenes sin trabajo que no han vivido otras crisis por la edad, se acogen a algo nuevo, novedoso, diferente a lo que están experimentando en sus carnes. Pero si nosotros hacemos una reflexión desde el presente hacia el pasado, podríamos pensar tranquilamente lo siguiente:

Desunión entre los dos partidos mayoritarios para temas de Estado. En la actualidad no se apoyan en nada interior, incluso en Europa vota uno contra el otro, en detrimento de España. Cuando sucedió el horrible atentado del 11 de marzo, en la manifestación teóricamente de protesta por el atentado y para demostrar la unión con las víctimas, en la práctica se convirtió en una contra el gobierno y acusando de asesino al presidente Aznar; allí ya estaban personas del actual Podemos. La falta de honestidad de Rubalcaba rompiendo las reglas de la jornada de reflexión contribuyó a la victoria del PSOE con Zapatero como presidente, desafortunadamente.

El partido socialista con Zapatero a la cabeza ya quiso radicalizarse a la izquierda aprovechando el populismo de su líder. Eliminó a los socialistas que deseaban poner un poco de realidad a lo que venía y al final se quedó con los que le adulaban, intentó negociar con ETA, concedió todo y más a Cataluña, con Maragall y el tripartito, en fin, dijo que estábamos en la Champions económica y vino lo que vino. Mientras, se gestaban los denominados antisistema, con los cuales hizo la vista gorda el gobierno socialista, para luego en cierto modo apoyarles, cuando llegó el PP al Gobierno.

En la Facultad de Políticas, mientras tanto, se orquestaba una plataforma de intelectuales jóvenes, que no dudaron en manifestarse como los salvadores de la casta actual y con el apoyo de medios experimentaron presentarse a las elecciones europeas, con éxito, sorprendiendo a los dos partidos mayoritarios, que no se lo creían. ¿Qué esperaban?

Esto dio ánimo a la plataforma y, matizando un poco el mensaje inicial, se dieron cuenta que podían formar partido y lo han conseguido. Ahora parece que pueden afectar, por supuesto, a IU, pero además a Bildu, Sortu, incluso al PSOE. Los partidos mayoritarios no son capaces de pactar, el uno tiene un líder no preparado que obra por vísceras y el otro no admite propuestas sin contenidos claros y serios.

Si observamos la historia, podemos ver que de estas crisis han surgido las revoluciones que luego han llevado a la ruina a las naciones que las han adoptado. Venezuela, una gran nación en personas y recursos, bajo una aparente inicial democracia, al final Chaves la convirtió en una democracia Bolivariana donde la gente le tenía por el Salvador hasta que la transformó en una dictadura dependiente de Cuba y de Rusia. Nacionalizó, expropió y dejó al inmaduro Maduro una nación sin nada, sin democracia y a expensas de lo que le diga el pajarito al presidente. Fue asesorado pagando por unos jóvenes intelectuales españoles que creo que ahora están en Podemos…

Nicaragua empezó igual, Ortega la convirtió en dictadura bajo los tentáculos de Rusia. Alemania democrática, bajo esa denominación estableció un muro de separación con occidente con una industria basada en dar empleo a todo el mundo a costa de no tener beneficios, hambre para todos y una dictadura que hasta mataba al que quería huir. Sólo tuvieron valentía para combatir ese telón de acero un electricista polaco y un Papa, también polaco, hasta que lo derribaron.

Año 1996 en Chechenia, cuatro técnicos europeos van a ayudar a una empresa tecnológicamente. Se encuentran con las ametralladoras en la puerta, tienen que dejar los pasaportes cada día y, las mejoras que proponen, los técnicos rusos las comentan fuera de las reuniones oficiales, donde mandaba más el comisario político que el director de fábrica, que para qué si les sobran operarios y además los unos por los otros no tenían eficiencia y bastante consiguen con no tener accidentes.

Un pueblo bueno, acogedor pero comiendo lo que en España comimos muchos en la posguerra. Así era la Rusia de Putin.

El partido comunista español fundado en 1921 influido por la revolución bolchevique, los términos bolchevique y soviet se hicieron populares entre los obreros españoles.

Tomaron parte en la revolución del 34 y en enero de 1936 firmaron el pacto del frente popular. Los rusos se aprovechan y apoyan a los comunistas en la Guerra Civil, se establecen las brigadas internacionales, pero pierden la oportunidad de ganar la guerra por sus propios errores.

¿Qué hubiera pasado si la hubieran ganado? ¿Hubiéramos tenido una dictadura de izquierdas y encima hubiéramos intervenido en la Guerra Mundial por conveniencia de Rusia?

En fin, como vemos el movimiento de Podemos y el comunista ofrece lo mismo, igualdad para todos, hasta que obtengan el poder, y ¿después?

Podemos es un grupo de ‘intelectuales prepotentes’, que critican todo lo conseguido en 40 años, pero que lo mismo se retratan con ETA y Cuba en una taberna del País Vasco, que se ponen al frente de una manifestación protesta por la hepatitis, que les molestan las preguntas incómodas, que presumen de ser honestísimos pero reciben subvenciones y becas no del todo claras y que reciben directrices de Venezuela, Irán, Cuba, etc., para ensayar otro ‘comunismo’ entre comillas y así lo soviet tener un poco más de éxito del que ha tenido con IU. También compiten con los socialistas en atribuirse los gloriosos SMS el 11 de marzo para echar la culpa al gobierno existente del atentado. Más de lo mismo, discurso revolucionario, obsoleto en la teoría y mejorado en el marketing. Les dan a los indignados lo que desean oír pero no les dicen si volverán luego a la zapatilla y al guiso de patatas sin nada o como mucho con una raspa de bacalao.

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