Cuando ya era famoso por el Nobel, Santiago Ramon y Cajal (1852-1934) visitó su pueblo natal, Petilla de Aragón, villorrio del que no conservaba ningún recuerdo, pues marchó a los dos años. Su mayor alegría fue encontrar ancianos que habían conocido a su padre.
Ramon y Cajal tuvo una infancia en la que suspendía asignaturas y destacaba en travesuras. El acontecimiento más impactante fue cuando, viviendo en Valpalmas, un rayo cayó sobre el campanario, calcinó al cura que tocaba las campanas, y entró en la escuela donde hirió a varios alumnos.
En vísperas del Día de Reyes ¿quién no recuerda con nostalgia sus primeras andanzas en el pueblo o en el barrio y sus primeros juguetes? Ayer oí que siguen vendiéndose los de Playmobil y Lego «de toda la vida».
Fue entonces cuando uno adquiere conciencia de su edad, pues sus juguetes eran anteriores a estos exitosos productos alemanes y daneses.