Whatsapp Diari de Tarragona
  • Para seguir toda la actualidad desde Tarragona, únete al Diari
    Diari
    Comercial
    Nota Legal
    • Síguenos en:

    A la fuerza convergen

    14 enero 2023 18:50 | Actualizado a 15 enero 2023 07:00
    Dánel Arzamendi
    Participa:
    Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
    Comparte en:

    SSupongo que todos los que hemos visto La vida de Brian conservamos en la memoria la desternillante escena de la discusión en el anfiteatro de Jerusalén, protagonizada por cuatro miembros históricos de los siempre geniales Monty Python (John Cleese, Michael Palin, Eric Idle y el ya fallecido Graham Chapman) junto con la actriz y cantante galesa Sue Jones-Davies.

    -¿Sois del Frente Judaico Popular? -¡Disidente! ¡Somos del Frente Popular de Judea! -¿Puedo entrar en vuestro grupo? -¡No, fuera! -Yo odio a los romanos como el que más. -El que quiera entrar en el FPJ debe odiar de verdad a los romanos. ¿Cuánto los odias? -¡Mucho! -Vale, admitido. A los únicos a los que odiamos más que al pueblo romano es al Frente del Pueblo Judío... y al Frente Popular del Pueblo Judaico... y al Frente Popular de Judea... Disidentes. -¡Pero el Frente Popular de Judea somos nosotros! -Creí que éramos de la Unión Popular. ¿Y qué pasó con la Unión Popular? -Ahí está. ¡Disidente!

    Con todo el cariño y el respeto (incluso la cercanía), me resultó imposible no recordar esta escena cuando, esta misma semana, leí en estas mismas páginas una noticia sobre las negociaciones que están manteniendo diversos partidos del espacio posconvergente para presentarse conjuntamente a las próximas elecciones municipales de nuestra capital. Este colectivo se encuentra ahora mismo inmerso en un proceso constitutivo para elegir candidato a la alcaldía de Tarragona, nombre de la coalición y principales directrices políticas de un reagrupamiento que incluirá al PDeCAT de David Bonvehí, a Convergents de Germà Gordó, al Partit Nacionalista de Catalunya de Marta Pascal, a Lliures de Antoni Fernández Teixidó, así como a Centrem, a Ara y a algunas figuras conocidas de la tristemente desaparecida Unió Democràtica de Catalunya. La verdad, para completar el listado he echado en falta un Frente Catalanista Popular. Lástima.

    La digestión del suicidio político de la formación fundada por Jordi Pujol no se ha gestionado de una manera precisamente eficaz

    Semejante ensalada de siglas parece demostrar que la digestión del suicidio político de la formación fundada por Jordi Pujol no se ha gestionado de una manera precisamente eficaz. Sin entrar en juicios de intenciones, han sido muchos los dirigentes de la antigua CiU que, a lo largo del dilatado proceso de desnortación convergente, han decidido fundar su propio micropartido a la carta: es que nosotros somos más de centro federalista, nosotros de soberanismo liberal, nosotros de nacionalismo democristiano... ¿Y qué pasó con el PKTRBFICat? Ahí está. ¡Disidente! Como era de esperar, esta incomprensible estrategia de atomización, a veces personalista, sólo ha servido finalmente para que cada formación luzca una bonita página web y carezca de la menor presencia ni influencia institucional de relevancia.

    Celebro que por fin la sensatez parezca estar restaurándose en un espacio político con un peso social mucho más potente que el reflejado en el escrutinio de los últimos procesos electorales. En efecto, una proporción muy importante de las bases históricas del catalanismo moderado se encuentran ahora mismo sin referente político cada vez que deben acudir a las urnas, una vez constatado que Junts no sólo ha tirado al monte, sino más allá del Aconcagua. Los presuntos herederos de la antigua Convergencia son hoy un partido aparentemente más próximo a la CUP que a ese modelo de catalanismo ambicioso pero centrado y pragmático que convirtió a CiU en un tanque electoral de potencia imparable.

    Las fiebres del Procés son agua pasada, y ha llegado el momento de que este entorno ideológico se reagrupe en un proyecto viable

    Las fiebres del Procés son agua pasada, y ha llegado el momento de que este entorno ideológico se reagrupe en un proyecto viable, que pueda ser entendido por sus simpatizantes como una posibilidad real a tener en cuenta a la hora de definir su voto. Son muchas las variables que frenan a los ciudadanos cuando corren la cortina de su colegio electoral y deben elegir la sigla por la que apuestan, pero entre todos estos factores disuasorios destaca especialmente la sensación de estar tirando la papeleta por el retrete. El derecho al voto es una libertad tan valiosa y trascendente que nadie desea desperdiciarla introduciendo en el sobre una opción sin la menor posibilidad de obtener representación efectiva. Y sospecho que está siendo este aspecto, vinculado con la atomización antes mencionada, el que hasta ahora ha impedido la irrupción de un partido en un espacio que cuenta con un respaldo social incuestionable, por responder a un perfil de votante sumamente generalizado: moderación política, centralidad ideológica, identidad catalanista, priorización de la gestión eficaz y realista, etc.

    Es el momento de que las personas que hoy encabezan las diferentes piezas de este puzle electoral prioricen el objetivo de dar traslado institucional a las preferencias políticas de un espectro ideológico actualmente huérfano, en vez de enzarzarse en discusiones bizantinas o repartos de cargos en la nada más absoluta. La jaula de grillos posconvergente debe pasar a mejor vida definitivamente, para así dar paso a una etapa de colaboración eficaz entre las diferentes sensibilidades de este ámbito, que tiene muchos más aspectos en común que diferencias irreconciliables. Si no es por convicción, al menos que lo hagan por necesidad. En definitiva, se trata de converger, nunca mejor dicho, en un proyecto compacto y viable que resulte atractivo para el votante histórico de CiU, decepcionado y escandalizado por los desconcertantes y estrafalarios derroteros que ha tomado últimamente el partido liderado por Laura Borràs.

    Puede que el intento de elaborar un proyecto compartido de cara a las próximas elecciones municipales sea un primer paso para ver de nuevo al catalanismo moderado regresando a nuestra escena institucional, con el peso y la influencia que ostentó en el pasado, pero sin las lacras que desembocaron inicialmente en su descrédito y posteriormente en su implosión. Ojalá sea así.

    Comentarios
    Multimedia Diari