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    La fábrica de sueños

    18 marzo 2023 18:18 | Actualizado a 19 marzo 2023 07:00
    Dánel Arzamendi
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    Durante las semanas previas a la ceremonia de los Oscar, las quinielas sobre posibles ganadores suelen inundar las páginas de los periódicos, las redes sociales, los blogs y las tertulias de cinéfilos.

    Los apartados técnicos apenas suelen despertar pasiones, las apuestas por la mejor banda sonora tienden a depender de los particularísimos gustos musicales de cada uno, en el reconocimiento a la mejor obra extranjera a veces se inmiscuyen pulsiones ajenas a lo cinematográfico, en el premio a la mejor película suele haber cierto balanceo entre los criterios puramente artísticos y el negocio puro y duro...

    Aceptando de antemano que esta afirmación peca de cierta generalización, puede que los cuatro galardones a la mejor interpretación sean el reducto donde la perspectiva profesional se mantiene más a salvo, dando por hecho las filias y fobias de cada uno, y la tendencia de la academia a reconocer los papeles con cierto perfil extremo.

    Así, es habitual que en el listado de nominados aparezcan grandes nombres del panorama interpretativo, con un dilatado y brillante currículum a sus espaldas, que frecuentemente se complementa con incursiones en el teatro. Este año, por ejemplo, entre los seleccionados podíamos encontrar actores y actrices que forman ya parte de la historia del cine, como la australiana Cate Blanchett (Elizabeth, El aviador, Babel, El curioso caso de Benjamin Button, Blue Jasmine, El talento de Mr. Ripley, El buen alemán, El señor de los anillos, Carol...), el inglés Bill Nighy (Love Actually, El jardinero fiel, saga de Piratas del Caribe, La librería, Total Recall, El exótico Hotel Marigold, Radio encubierta, Valkiria...), el irlandés Colin Farrell (Alejandro Magno, Minority Report, El nuevo mundo, Camino a la libertad, Escondidos en Brujas, El sueño de Cassandra...) o su compatriota Brendan Gleeson (El prado, Braveheart, Michael Collins, El sastre de Panamá, Inteligencia artificial, 28 días después, Gangs os New York, Cold Mountain, El bosque, Troya, El reino de los cielos, Al filo del mañana...). He tenido el placer de ver todas las películas mencionadas, y sin duda estamos hablando de cuatro intérpretes destacables, cada uno a su manera.

    El ganador del premio a la mejor actuación protagonista fue Brendan Fraser, un intérprete que se aleja de la imagen de un actor de culto

    Sin embargo, el perfil de los finalmente oscarizados el pasado domingo difiere sensiblemente de la trayectoria de los antes citados. De hecho, para algunos expertos no eran en absoluto los merecedores o favoritos para conseguir la estatuilla.

    El ganador del premio a la mejor actuación protagonista fue Brendan Fraser, un intérprete que se aleja significativamente de la imagen que tenemos de un actor de culto (que alguien queme todas las copias de George of the Jungle, por favor), aunque tampoco debemos olvidar su participación en las fantásticas Crash, Dioses y monstruos o El americano impasible.

    El Oscar a la mejor protagonista fue para la malaya Michelle Yeoh, a quien la mayoría de occidentales conocimos por su papel de Mameha en Memorias de una geisha. Al igual que Fraser, su carrera no está plagada de películas precisamente sesudas, sino de cintas de acción (tuvo una dilatada trayectoria en el sector del mamporro hongkonés) y megaproducciones asiáticas de corte épico.

    Pasando a los galardones dedicados a la actuación de reparto, el vencedor en el apartado masculino fue Ke Huy Quan, quien fuera una gran estrella infantil en los años ochenta. Todos recordamos su participación en Los Goonies y en Indiana Jones y el templo maldito, pero nada se sabía de él desde entonces. Por contraste, el premio a la mejor actriz no protagonista fue para toda una veterana, Jamie Lee Curtis.

    Pese a la extensa trayectoria de la californiana, hija de los míticos Tony Curtis y Janet Leigh, apenas encontramos títulos de relumbrón en su filmografía, centrada como estuvo en el sector del terror sin pretensiones (aun así, reconozco mi debilidad por tres cintas suyas: Mentiras arriesgadas, Un pez llamado Wanda y Criaturas feroces).

    El perfil de estos cuatro actores ha hecho correr ríos de bytes. Los críticos más puristas no han dudado en afirmar que, si en los años noventa nos hubieran dicho que este cuarteto iba a representar lo más sobresaliente de la interpretación en el futuro, muchos cinéfilos habríamos buscado otra afición inmediatamente.

    Más de uno se preguntará qué sintió Harrison Ford cuando el entrañable Tapón le mostró una estatuilla que él todavía no ha recibido

    Sin duda, más de uno se habrá preguntado qué sintió el ya octogenario Harrison Ford, además de alegrarse por su amigo, cuando el entrañable Tapón le mostró una estatuilla que él todavía no ha recibido, tras una carrera ciertamente estelar: American Graffiti, Apocalypse Now, saga de Star Wars, saga de Indiana Jones, Blade Runner, Único testigo, Frenético, Presunto inocente (la volví a ver ayer, por cierto), A propósito de Henry, Juego de patriotas, El fugitivo, La sombra del diablo...

    En cualquier caso, frente a quienes se rasgan dolorosamente las vestiduras, viendo en algunos de estos premios (y, sobre todo, en el de mejor película) una prueba evidente de la decadencia de la industria cinematográfica (que la hay, sin duda), puede que sea más sano y constructivo felicitar y desear nuevos éxitos a Yeoh, celebrar la resurrección transformadora de Fraser, compartir la inesperada y desbordada alegría de Curtis, y quedarnos con el emotivo discurso de agradecimiento de Ke Huy Quan: «Mi viaje empezó en un barco. Pasé un año en un campamento para refugiados y de repente aquí estoy.

    Dicen que historias como ésta solo pueden ocurrir en una película, pero me ha pasado a mí. Hay que creer en los sueños. Yo casi había renunciado a los míos. ¡Mantened vivos vuestros sueños!». Gran mensaje, muy oportuno en tiempos de inquietud y desesperanza como los actuales, y especialmente indicado para pronunciarlo en el corazón de Hollywood, la fábrica de sueños.

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