Las mujeres lloran, ¿y?

Soy empresaria, madre, esposa, hija... soy mujer, y no me cambiaría por nadie en el mundo, y sí, también lloro.

Esta semana es la semana de la mujer, donde reclamamos la igualdad de género, y donde recordamos a todas aquellas mujeres que con sus acciones y valentía han hecho historia y han contribuido a cambiar el mundo. Las ponemos en valor y las consideramos nuestras referentes.

Pero ahora nos toca a nosotras, las mujeres de hoy, seguir con esa labor de cambiar el mundo y hacerlo cada día un poco mejor.

Pero es un camino duro el que nos queda por recorrer, todavía tenemos muchos obstáculos que vamos salvando continuamente.

Estamos luchando, entre todas, por la igualdad, para que no exista la brecha salarial y para que las mujeres tengamos más cargos de responsabilidad en las empresas.

Empezamos a normalizar que podemos ser madres trabajadoras y tener las mismas oportunidades que cualquier hombre en el ámbito laboral y profesional. Que tenemos un gran poder de resolución que nos ayuda a conseguir nuestras propias metas. Que nuestro instinto femenino nos hace ser luchadoras en todos los aspectos de nuestra vida. Hemos conseguido llegar hasta aquí y que se nos reconozca. Aunque todavía queda mucho camino por recorrer. Tenemos que estar unidas, y días como este son los que nos recuerdan que falta mucho por andar y que esta unión nos hará ser más fuertes, porque así conseguiremos ser iguales y tener los mismos derechos.

Estamos en un país desarrollado, pero no podemos olvidar que existen muchos países en el mundo que no respetan los derechos humanos, que todavía están anclados en ideas políticas o religiosas que discriminan los derechos de las mujeres y tenemos la obligación de ayudar y apoyar a todas esas mujeres.

Pero aun siendo fuertes y luchadoras, la sociedad actual nos exige más y más cada día, debemos ser perfectas, eficientes, buenas madres, esposas, hijas...

Por eso, quiero revindicar la necesidad de cambiar este paradigma, así como también la necesidad de normalizar la Salud Mental.

En esta época en la que estamos, donde, cuando miramos a nuestro alrededor, vemos más desgracias que alegrías, gracias a nuestra sensibilidad, nos invaden sentimientos de pena, miedo, frustración, impotencia, que nos hacen llegar a estados de depresión, estrés o ansiedad. Estados a los que cuesta enfrentarse, y si nos fijamos bien, siempre somos nosotras, las mujeres, las que estamos mal; los hombres no muestran estos estados de ánimo, que también tienen, porque eso «no quedaría bien».

Este año, y desde la posición que ocupo en la Asociación de Mujeres Empresarias y Directivas de Tarragona (AEDT), sobre todo como mujer, quiero poner en relieve la necesidad que tenemos todas y todos de cuidar nuestra mente y nuestras emociones.

Y quiero romper una lanza a favor y por todas las mujeres que demostramos nuestros sentimientos, que tenemos miedos y que lloramos, porque eso no nos hace más débiles, ni nos quita méritos en nuestra vida personal y profesional; al contrario, es un acto de valentía y de humanidad.

A las mujeres se nos exige más y tenemos que demostrar más, por el simple hecho de ser mujeres. Seguimos observando día a día actitudes machistas en ambientes profesionales y personales, que normalizamos, sin motivo y que nos obligan a decir «BASTA».

No podemos hablar de sentimientos profundos, porque no toca, porque siendo empresaria, directiva o profesional no es conveniente hablar de emociones y estados de ánimo. Hay que hablar de economía, de estadísticas, de logros, de estrategias, de empresas...

Las mujeres somos lo que somos, mujeres, y debemos estar orgullosas de ello. Cada una desde su posición social, debemos luchar por los derechos de todas las mujeres y niñas de todo el mundo. El 8M es un día que nos recuerda que tenemos mucho por hacer.

Pero también tenemos que reflexionar si todas lo estamos haciendo bien. Porque, si queremos ser iguales, ¿qué sentido tiene que nosotras mismas nos marginemos?

El objetivo de futuro es que el 8M sea para recordar y tomar conciencia de lo que no hemos hecho bien a lo largo de nuestra historia. Aprender de los errores para que no se vuelvan a producir.

Pero pasando por haber hecho desaparecer plataformas de defensa de la mujer, anuncios y ayudas, porque sigue habiendo mujeres maltratadas y asesinadas, asociaciones solo de mujeres, o ministerios de igualdad.

¿Queremos ser iguales? seamos iguales, porque somos iguales. Y a lo mejor, dejamos de poner etiquetas a lo que somos... Y lloremos todas y todos, porque eso desahoga.