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    Quiero ser una estrella del rock

    02 mayo 2023 18:38 | Actualizado a 03 mayo 2023 07:00
    Alfredo Ramírez Nárdiz
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    Quiero ser una estrella del rock. Que los restaurantes me reserven sus privados más exclusivos. Que un coche oficial me espere en la puerta de mi casa pagada por otros. Darme la gran vida. Vivir el sueño americano.

    Tener la barba de los ZZ Top. Salir en fotos robadas con muchachas en ropa interior y yo en calzoncillos heredados de mi abuelo. Polvos blancos de discutible origen sobre la mesa. Un casoplón a las afueras con piscina, servicio y seguridad que aporree a cualquiera que diga mi nombre sin mi permiso.

    Quiero ser una estrella del rock. No quiero esperar en la puerta de los clubes. Que todos sepan quién soy. Montar una banda de friquis para follar y descubrirme pisando moqueta sin saber muy bien cómo, dónde están mis colegas, creo que los acuchillé a todos, qué más da.

    Lograrlo todo sin estudios, para qué los necesito, triunfar por mi cara bonita, por lo afilado de mi lengua, capaz soy de repetir lo que sea que me pongan delante. Me cambiaré la ropa, me vestiré de modo que ni mamá, ni los muchachos del barrio, me reconozcan.

    Zapatos de punta brillante, pantalones ajustados, de lo bueno se tiene que presumir, chaqueta hecha a la medida, camisa blanca impoluta, cadenas de oro con crucifijos gitanos y dos pistolas cruzadas sobre el pecho, nadie los verá, pero yo he de recordar de dónde vengo, a quién quiero engañar, ni yo lo recordaré.

    Quiero ser una estrella del rock. Agredir a los policías en el aeropuerto. Decirle a un guardia «usted no sabe con quien está hablando». Entrar en una librería y preguntar si es una librería. Meterme en la casa de desconocidos como Pedro por mi casa.

    Quiero ser una estrella del rock. Cambiar cada día de opinión, no tener opinión, tener un millón de opiniones, ¿cuál me pondré hoy?

    Acosar a los abuelos que juegan petanca. Hacerme el encontradizo. Sonreír y que todos sepan que mi sonrisa es falsa, pero que dé igual, que todo dé igual porque, nena, soy una estrella del rock y el mundo fue creado para abrirse de piernas a mi paso, dármelo todo, no negarme nada, es increíble que haya llegado tan lejos.

    Quiero ser una estrella del rock. Tener una tarjeta de crédito sin límite. Asaltar los cajeros automáticos de la Gran Vía a las tres de la madrugada, sacar cuatrocientos pavos en billetes pequeños sin marcar, gastármelo en vaya usted a saber qué, decirle al juez que hay cosas que sólo se pueden pagar en efectivo, quedarme más ancho que largo, guiñar un ojo a cámara, marcharme caminando cara al sol poniente, saber que no me pasará nada, las cosas malas les pasan a los demás.

    Quiero ser una estrella del rock. Tener un avión privado. Volar a mil kilómetros por hora a treinta mil pies de altura sin quitarme las gafas de sol y la expresión de empotrador profesional, toma feminismo, sentarme junto a gente siempre más bajita, más fea y con más cara de tonta que yo, ser el más guapo de todas las reuniones, mojarme los labios y sentir que no hay ninguna que no se moje conmigo, no lo neguéis, todos sabemos la verdad.

    Quiero ser una estrella del rock. Y mantenerme delgado por muy gordas que sean mis mentiras. Inventarme las cosas y que en la radio se debata sobre ellas, que en la televisión estudien hasta mi menor gesto, que internet arda y que a mil odiadores les explote la cabeza.

    Cambiar cada día de opinión, no tener opinión, tener un millón de opiniones, ¿cuál me pondré hoy? La de color rojo, la que tiene lentejuelas, la que sea que me convenga, es tu garganta la que se la va a tragar, no la mía, nene, nunca la mía.

    Quiero ser una estrella del rock. Porque no me atrevo a pedir ser político, porque eso ya sería pedir demasiado

    Quiero ser una estrella del rock. Tener doce hijos no reconocidos y tres por reconocer, que por la calle les llamen por el apellido de la madre, encontrar a todos trabajo, nadie lo investigará, todos trabajan para el investigador, para un chiringuito en la playa o en la plaza mayor del pueblo.

    Nos sobran los enchufes, somos electricistas, caníbales con buen corazón, misioneros sin palabra de Dios, vimos la verdad y le pegamos dos tiros, no se vive mal bajo la sombra de un diario oficial.

    Quiero ser una estrella del rock. Y cagarla una y otra vez sin tener que renunciar. Que me ingresen en una clínica de rehabilitación, soy capaz de dejar los billetes de quinientos, abandonarme a la voluntad popular y escuchar como me dice cómprate diez pisos, tú te lo mereces, un coche deportivo, todo es poco para ti, un trasplante de pelo turco y dos exesposas filipinas, que nadie se explique cómo lo pago, que todos lo sepan, que a nadie le convenga decirlo muy alto, ¿hay alguien que de verdad quiera que nos miremos unos a otros bajo la falda?

    Quiero ser una estrella del rock. Quiero, quiero, quiero serlo. Porque no me atrevo a pedir ser político, porque eso ya sería pedir demasiado, no estoy tan loco, no aspiro a tanto, soy un hombre humilde, no tengo estudios, ni experiencia profesional, y miren cómo me fue, mejor no abusar, no ser codicioso, no hundirme en la basura todavía más.

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