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    Tosquelles,
    el doctor de Reus que revolucionó
    la salud mental

    24 agosto 2022 19:47 | Actualizado a 25 agosto 2022 07:00
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    Acabo de leer el artículo de Sandra Pérez publicado en el Diari del domingo y titulado Francesc Tosquelles, revolución para la psique colectiva, coincidiendo que el pasado lunes se cumplieron 110 años que nació y un día antes 28 desde que falleciera Ramón Vilella, reusense y gerente del Institut Pere Mata, que hizo posible que Tosquelles volviera en 1968 a «dirigir» el camino que debería llevar el Institut Pere Mata a partir de aquellas fechas.

    Los más de 25 años que transcurrieron desde 1967 a 1994 marcaron un estilo de hacer la psiquiatría a partir del Institut Pere Mata, completamente nueva y novedosa en todo el territorio Español.

    La década de los sesenta, fue una época del resurgir económico e industrial de España, del aperturismo hacia el exterior, gracias al apoyo político y económico de EEUU, a cambio de ubicar en territorio español, sus bases militares. Ese aperturismo nos llevó a formar parte de los movimientos sociales que nacían en Europa y EEUU, a leer libros hasta entonces inaccesibles, referentes a política, filosofía, movimientos sociales, antipsiquiatría... Y a su vez la ayuda económica americana, facilitó que las diputaciones provinciales pudieran gestionar presupuestos hasta ese momento impensables. Ello supuso que por ejemplo, la Diputación de Tarragona, pudiera pasar de pagar 60 pesetas diarias por la estancia y tratamiento de un enfermo psiquiátrico, a 120. Es decir, doblar su aportación. Algo parecido sucedió también en las demás diputaciones catalanas y del resto de España.

    Con estos mimbres, de índole económica y de diferentes manera de pensar, cada provincia y cada institución psiquiátrica, se planteó qué hacer con las nuevas expectativas: seguir con el mismo modelo pero dando mayor calidad en los servicios, alimentación etc. o hacer cambios sustanciales más o menos radicales en la manera de entender al enfermo mental, qué poder hacer para rehabilitar y en suma cómo poder planificar la asistencia psiquiátrica para conseguir esos objetivos. Cada institución y diputación siguieron sus p ropios caminos, cada una con sus peculiaridades.

    Los más de 25 años que transcurrieron desde 1967 a 1994 marcaron un estilo de hacer la psiquiatría a partir del Institut Pere Mata, completamente nueva y novedosa en España

    La provincia de Tarragona, fue un ejemplo único, dentro de todo el territorio español, en aquellos 25 años, puesto que la manera de llevar a la práctica sus planteamientos, tuvo unas características que no se produjeron en ninguna otra provincia, ni hospital psiquiátrico.

    La renovación del Consejo de administración del Institut Pere Mata (IPM) en 1967, mediante las correspondientes elecciones de su junta directiva, fue determinante. Los nuevos consejeros eran afines a las corrientes europeas del momento y con una intuición clara de que había que cambiar el estilo de tratar al paciente psiquiátrico. Entre ellos, destacó Ramón Vilella, consejero delegado. Por entonces, ya estábamos en el IPM, varios becarios (todavía no existían los actuales MIR). Por orden de llegada, yo fui el primero en hacerlo el día de San Pedro de 1966 y en el intervalo de meses lo hicieron Otín, García Ibáñez y Virgós, todos procedentes de la Cátedra de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Zaragoza. Fue en ese ambiente manifiesto de cambiar el rumbo del hospital, cuando Ramón Vilella por consejo de Ramon Sarro, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Barcelona, y consultor del Pere Mata, fue a ver a Tosquelles, entonces todavía en el sanatorio de Saint-Alban. Regresar a Reus era no sólo hacerlo a su ciudad natal sino al lugar en el que se formó como psiquiatra, al lado de Emili Mira y López, primer catedrático de psiquiatría de Barcelona y que dirigió en funciones el Pere Mata, en la época de la República Española, dada la enfermedad del director, Josep Briansó. En paralelo, le ofrecieron algo parecido en Oviedo, ciudad de origen de su esposa Elena, pero tras varias visitas, comprendió que la ideología antipsiquiátrica imperante entre los médicos que habían sido contratados por la Diputación de Oviedo, no facilitarían la aplicación de sus concepciones sobre la psiquiatría y el enfermo mental.

    El tándem Tosquelles-Vilella, Vilella-Tosquelles, fue el que impulsó y materializó el proyecto de reforma llevado a cabo en el IPM a lo largo de esos 25 largos años. Para algunos, cortos años. La Diputación de Tarragona fue el tercer punto de apoyo, para que se pudiera llevar a cabo la reforma, sobre todo a nivel comunitario. El Sr. Valderrama, que era quién gestionaba las responsabilidades de la Diputación respecto a los enfermos psiquiátricos de la provincia, fue el que trabajó «codo con codo» con el Pere Mata para conseguir que en 1971 se abrieran los dispensarios psiquiátricos de Tarragona, Reus y Tortosa, que daban cobertura a la asistencia sanitaria de todos los enfermos psiquiátricos de la provincia. Se le denominó «sectorización psiquiátrica», para no entrar en colisión, en aquella época franquista, con el nombre de comercalización psiquiátrica que es la denominación que se la había dado a la proyectada durante la República. En aquella frustrada organización, Tosquelles debía ir a Tortosa, Alier (director médico cuando yo llegué al IPM) a Reus y Solanes a Tarragona, exiliado después a Venezuela. Tosquelles participó activamente en esa nueva sectorización pero también en toda la transformación del hospital, intentando «curar la institución», frase que últimamente ha adquirido un valor casi mítico. Fue el impulsor del «club» de los enfermos, pieza clave de la transformación del hospital. Los enfermos se reunían en asambleas y reuniones en sus lugares de vida (pabellones) de trabajo (actividades laborales) y lúdicas (biblioteca, bar, tienda teatro, radio, periódico, excursiones, festejos, etc.).

    La formación del personal sanitario fue una de las primeras preocupaciones de Tosquelles. Se facilitó que todo el personal diera su opinión de lo que se estaba haciendo y cómo creían que debería hacerse. Difícilmente se puede «tratar» en el sentido más amplio de la palabra a los enfermos, si el personal que está en contacto con ellos no sabe lo que debe hacer y por qué. De ahí la formación de todo el personal, administrativo, monjas, cuidadores, psicólogos, psiquiatras... Además de la formación teórica, había que tener una formación de las actitudes personales, para lo cual se fueron formando hasta unos diez grupos, denominados de «análisis contra transferencial», conocidos familiarmente como «grupos de cassettes», supervisados por el propio Tosquelles. Difícilmente se puede tratar y entender a un enfermo si el que le trata no se conoce a sí mismo.

    Todo esto y otras muchas cosas nos enseñó Tosquelles. Pero también hay que decir que si se pudo llevar a cabo el proyecto es porque Tosquelles encontró en su segunda llegada al IPM, un terreno abonado y sobre todo una figura como Ramon Vilella con el que compartió estrechamente el, proyecto. Ramon Vilella murió un 21 de agosto mientras yo visitaba a Tosquelles en su casa en Granges-sur- Lot. Tosquelles moriría un mes después, el 25 de septiembre el mismo día y mes en que fue bautizado, curiosamente el día de la Misericordia de Reus.

    Las cosas han cambiado y sería largo de explicar el por qué. Tosquelles y Vilella, lo sabían y sabían que el cambio era independiente de la muerte de ambos. No obstante, lo que Tosquelles defendía, sigue estando vivo en el más amplio sentido de la palabra. La enfermedad mental, ¿es una enfermedad al uso de lo entendido en la medicina o es un trastorno de adaptación del individuo ante las dificultades emocionales que encuentra en su camino de constituirse como tal? La pregunta sigue siendo actual. Sólo a título de ejemplo, el pasado 20 de julio Joanna Moncrieff en la revista científica Molecular Psychiatrie describía cuestiones que han levantado polémica pero con las que Tosquelles estaría de acuerdo.

    Antonio Labad ha sido director Médico del Hospital Universario Institut Pere Mata, catedrático
    de Psiquiatría de la URV, Facultad de Medicina (jubilado), residente de la Fundación Pere Mata Terres de l’Ebre y presidente honorífico de la Comision Deontológica
    del Col·legi Oficial de Metges
    de Tarragona (COMT).

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