Tsunami político

Cataluña esta próxima a tener un nuevo presidente o presidenta de la Generalitat, pero con el actual estallido del tablero político queda relegada a un segundo plano

19 marzo 2021 10:10 | Actualizado a 19 marzo 2021 11:19
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Menuda semana de sobresaltos en información política llevamos. Ni en los mejores sueños ningún politólogo hubiese pensado en este estallido del tablero político que salpica a toda España.

Todo empezó con la moción de censura en Murcia que llevó a Madrid a convocar elecciones. Por otra parte, la fragilidad de un partido político se muestra abiertamente y la izquierda empieza a movilizarse. Mucho ruido. Sin embargo, ¿qué subyace?

Iniciamos el análisis con la moción de censura. Desde un punto de vista político menuda jugada maestra o golpe de efecto ha querido realizar Pedro Sanchez al intentar que toda España sea socialista.

Siempre he pensado que Pedro Sánchez es un animal político. ¿Por qué? Por esos golpes de efectos que tanto le gustan y que con tanto acierto consigue que impacten en el ciudadano. Su finalidad con la moción de censura en Murcia era doble: por un lado su acercamiento al partido liderado por Inés Arrimadas le haría acercarse a ese centro que aupa a un partido al pódium del poder, preparando así las futuras generales y, al mismo tiempo, intentaba borrar del mapa a sus adversarios; a la derecha, la moción de censura dejaría al PP con Vox como único aliado. Y, por otra, a sus socios de izquierdas al no contemplar escenarios más radicales como los que contemplan Unidas Podemos.

Sin embargo, de momento, parece que no le ha salido tan bien como esperaba. ¿Por qué?. Porque el PP ha aprendido sus tácticas y las ha puesto en práctica. Golpe de efecto por parte de la derecha al parar la moción de censura en Murcia y convocar elecciones en la Comunidad de Madrid. Golpe muy arriesgado sin lugar a dudas el de Madrid, de futuro incierto, pero a la altura de los golpes de efecto de Pedro Sánchez.

Para no ser menos, Pablo Iglesias no quiere perder protagonismo motivo por el cual decide dejar la vicepresidencia y presentarse como candidato de Unidas Podemos a la Comunidad de Madrid. ¿Qué quiere conseguir? Por un lado, volver a su perfil de activista que va más con su forma de ser y, por otro, se aleja de la fiscalización política de su partido con respecto a los logros conseguidos una vez instaurado en el poder. Conocedor de que lo prometido es deuda, y que sus propuestas no van por buen camino, se va para así no tener que rendir cuentas a su electorado en un futuro que parece más próximo de lo esperado. Lo realmente bochornoso de esta extrema izquierda es la habilidad que tienen para realizar discursos con mensajes incendiarios. Porque ¿hay alguien que pueda creerse que él, en un acto de gran generosidad, deja la vicepresidencia del Gobierno para liderar la Comunidad de Madrid, por el simple hecho de que es necesario para su partido, tal como indica Monedero en unas declaraciones realizadas?

Para acabarlo de rematar, intenta hacer coalición buscando al socio del cual se divorció de malas maneras y se asombra de su respuesta. Lejos de aceptar la derrota su partido empieza a arengar de malas maneras llamando «mujerismo» a la cabeza visible de las calabazas del futurible pacto.

Todo ello ¿ a qué nos lleva? En primer lugar, a instaurar la polarización dentro de la Comunidad de Madrid. Pero no solo de partidos. Sino de liderazgo. Como consecuencia, el resto de partidos del futuro arco parlamentario tienen pocas posibilidades de hacerse oír. La consecuencia de ello va a ser la instauración del voto dual: Ayuso versus Iglesias. Cambio en intención de voto del electorado madrileño. Y votación en día laborable. Es decir, que igual tenemos sorpresas.

En segundo lugar, hace tambalear la legitimidad del sistema parlamentario, en los tres niveles: local, autonómico y estatal, al intentar dinamitar los diferentes pactos surgidos de las urnas. Para acabarlo de arreglar, encima llaman «tránsfugas» a aquellos que quieren mantener la legitimidad del pacto que establecieron.

En tercer lugar, ¿cómo quedan los pactos en Cataluña? Pablo Iglesias se erigió como interlocutor con ERC. ¿Le pasa el mando a la vicepresidenta? Cataluña esta próxima a tener un nuevo presidente o presidenta de la Generalitat. Con este tsunami la política autonómica queda relegada a un segundo plano.

Para acabar, un apunte. El próximo miércoles, 24 de marzo se cumplen siete años del fallecimiento de Adolfo Suarez. Recuperar valores políticos como la confianza, la generosidad, no socavar el proceso democrático de la transición Española, intentar mejorar el funcionamiento de nuestras instituciones forma parte de ese legado que nos dejaron y que deberían conservar todos nuestros políticos.

Yolanda Ortega Palomar: Analista política.

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